Alianza entre EARTH Futures, Cargill y CARE impulsa nuevas oportunidades para zonas rurales

Archivado en: Historias EARTH
Fecha: 2 de Octubre de 2023

Ana González y Sebastián Dobles hacen queso con amor. Se nota en sus manos, en el pequeño espacio en que trabajan, en el sabor único de sus productos. Comenzaron hace cinco años, envueltos por el miedo pero con mucha ilusión de alimentar un negocio propio; dispuestos a aprender todo lo necesario en el camino. Sebastián había aprendido a hacer distintos tipos de quesos y productos lácteos por rebote y por destino: después de trabajar durante años en turismo, se quedó sin empleo; para solventar la necesidad, trabajó en una planta láctea cubriendo las vacaciones de otro empleado, pero el tecnólogo del lugar fue testigo de su capacidad de aprender y de su buena disposición. A los ocho días de trabajar en la planta, Sebastián ya estaba procesando 3500 litros de leche. Así fue como aprendió. Y así fue también, como se enamoró de la elaboración del queso.

Ana, por otro lado, después de tener varias experiencias laborales en el sector de turismo, sabía que con la dedicación y el talento de su marido y con su disposición personal y su capacidad organizativa, estaba lista para emprender un negocio propio: Quesos don Sebas. La pareja forma parte de Nutriendo el futuro, un proyecto financiado por Cargill, ejecutado por la organización CARE en conjunto con EARTH Futures y que tiene como propósito mejorar los medios de vida de las y los participantes en Guatemala, Honduras y Costa Rica, a través del fortalecimiento de capacidades y oportunidades adecuadas de acceso y control sobre los recursos productivos, mercados inclusivos y entornos sociales en los que se respeten los derechos humanos.

Desde inicios de este año el equipo de EARTH Futures está trabajando con más de cien productoras de Costa Rica, principalmente en los cantones de Sarchí y Poás, dos regiones caracterizadas por la actividad agrícola, principalmente en la producción de fresas, hortalizas, café, entre otros; asimismo, los negocios de las microempresarias se enfocan en: dulcería, panadería, venta de comidas y valor agregado agrícola.  Jennifer Torres (Promoción 2019) y María Jesús Delgado, coordinan y gestionan el proyecto, crean talleres didácticos para los participantes y espacios seguros para promover las habilidades socioafectivas.

Como Ana y Sebastián, Maily Salazar decidió hace poco tiempo emprender un nuevo negocio al que llamó Más que pan. Con su formación y su pasión por la gastronomía,  convirtió la pequeña cocina de su casa en su taller y espacio creativo. Trabaja con sigilo durante las noches, cuando sus dos hijos y su mamá están durmiendo y ella se puede apropiar con mayor libertad del espacio para hornear pasteles, bocadillos, pan. Según cuenta, para ella los talleres han sido enriquecedores porque ha podido entender cómo funciona un modelo de negocio y porque, además, en los espacios formativos de Nutriendo el Futuro ha podido conectar y acompañarse con otras mujeres que también están emprendiendo.

“Quiero saber de dónde vienen los productos y cómo funcionan. Me gusta investigar y experimentar, ver lo que sucede cuando se mezcla un producto con otro, aunque a veces no me encanten los resultados, así aprendo. Me gusta integrar productos locales en mis recetas, por ejemplo, utilizo dulce de leche de una microempresa de la zona porque quiero formar parte de una red de emprendimientos locales. Cuando se la historia de los ingredientes, me siento todavía más responsable de darle valor agregado a esos productos. De hacer las cosas bien”, agrega.

Emilio Mejía y Karen Rodríguez se dedican al cultivo de fresas. Bajo el invernadero en donde crece la fruta, su hija pequeña explica – con propiedad – cuales fresas ya están listas y a cuáles les falta madurar. Se he criado en el fresal junto a sus padres, que tienen toda su vida de dedicarse a la agricultura. Según Emilio, salir del golpe económico producido por la pandemia, ha sido difícil. Los insumos subieron de precio y los mercados fueron cerrados, sin embargo, él y su familia comenzaron a usar las redes sociales para promocionar sus productos y venderlos a domicilio en distintas zonas del país.Para la pareja, las capacitaciones han sido necesarias para aumentar la capacidad de los nutrientes del suelo, mejorar sus prácticas agrícolas y tomar mejores decisiones que les permitan hacer crecer el negocio.

“Hemos notado un gran compromiso por parte de las y los productores que participan en las escuelas de campo y negocios. Con el tiempo, les hemos visto poner en práctica todos los conocimientos adquiridos, desde la creación de su marca y el uso de redes sociales, la implementación de prácticas productivas sostenibles, hasta el fortalecimiento de sus habilidades socioafectivas. Hemos visto un crecimiento no solo en sus negocios, sino también en ellas y ellos como personas”, cuenta Jennifer Torres, coordinadora de Nutriendo el Futuro, quien como graduada de EARTH sabe lo importantes que son este tipo de iniciativas para el desarrollo rural.

Agradecemos a Cargill y a CARE por ser los aliados que necesitamos para poder impulsar la transformación positiva de las comunidades rurales de Costa Rica y el mundo.