Cinco historias de mujeres extraordinarias

Archivado en: Historias EARTH
Fecha: 9 de Marzo de 2020

En el marco del Día Internacional de la Mujer, cinco mujeres compartieron sus historias con la comunidad EARTH en el evento “Las Mujeres de mi Tierra”, celebrado en el campus de Guácimo en Costa Rica,  el 5 de marzo. Estas son sus historias:

La primera mujer que toma el micrófono para hablar de su camino se llama Natalia Daqui (Promoción 2006, Ecuador). De un padre indígena muy tradicional, de una madre brasileña muy liberal, Natalia es la mezcla de todo. De niña sufría de asma pero quería hacer deporte. Todos le decían que no podía pero ella lo intentó y pudo. Así ha ido por la vida desde entonces y lo ha podido todo. Se ha enfrentado a escenarios hechos «para hombres» y ha demostrado que ella también pertenece. Que puede liderar, emprender y que no se limita a ningún rol de género. Natalia es una madre que cree en el poder de la empatía. Cree en demostrar hechos a través de sus acciones. Cree en que tropezar es necesario para levantarse más fuerte que nunca.

 

En la mirada firme de Natalia se dibujan todos los mundos que ha construido y todos los que construirá.

 

Tamia Sisa Gualán (Promoción 2020, Ecuador) se pone de pie y habla. «Soy orgullosamente una mujer indígena», dice. Tamia conoce las distancias y las dificultades de la vida rural. También todo lo bueno de esa vida. Ha migrado muchas veces en busca de las oportunidades que no podía encontrar en su pueblo, un lugar alejado en la Amazonía ecuatoriana. Tamia lo dice claro: «me pesa el machismo, pero más me pesa el racismo por ser indígena». Habla de ser una semilla que se rompe para florecer. Habla de lo duro que puede ser romperse pero también de lo necesario que es para poder crecer. En octubre del 2019 sucedió uno de los levantamientos indígenas más importantes en la historia de Ecuador y las mujeres fueron protagonistas como guerreras que luchaban por la reivindicación de sus derechos. «Esas son las mujeres de mi tierra, la voz de la misma tierra hablando», dice una Tamia, quien se ha roto para florecer, como su gente.

Tamia, como las mujeres indígenas que la han formado, juega a arar la montaña donde también siembra la paz.

 

Con todo el poder de una amazona africana, Chi Brenda (Promoción 2021, Camerún) comienza a contar su historia. Viene de un país en el que la sequía dura siete meses. Brenda estudió en un colegio internado que estaba aislado de todo. Cuando no había lluvia, tenía que caminar largas distancias hasta encontrar un río para bañarse. Todo era más complicado cuando tenía la menstruación. A veces el agua estaba sucia y ella y las otras chicas estaban siempre propensas a infecciones vaginales. Cuando Brenda llegó a EARTH, conoció a través de otras mujeres métodos alternativos para cuidar la menstruación. La copa menstrual parecía el artículo perfecto para ella y para las mujeres de su tierra. Comenzó a investigar sobre su propio ciclo y se sintió más conectada consigo misma a partir de entonces. Así inició su proyecto personal: buscó fondos para comprar copas y llevarlas a las mujeres cameruneses. Trabajó con la ONG costarricense Iron Kids of the World para viajar a su país y dar talleres sobre la copa y el ciclo menstrual y ha tenido un impacto en la vida de más de 300 mujeres.

Brenda, como muchas, ha vivido de pie entre tormentas, ha luchado por su lugar en la tierra, sin miedo y para triunfar.

 

Hajaratu Wumbei (Promoción 2015, Ghana) y las mujeres africanas de su tierra, han vivido desde siempre en una realidad desigual y han tenido que esforzarse mucho para minimizar la brecha de género que no les permite llegar donde podrían. La cultura de su país es celosa con los derechos fundamentales de una mujer. Hajaratu era una niña cuando ayudaba a su madre con las labores del hogar; vendía agua en las calles para aportar a la economía familiar y además estudiaba. Era la única mujer de cinco hermanos y era la única que cumplía con tantas tareas. «Porque era mujer», dice ella misma. Se sacudió todos los estigmas y todos los miedos para venir a EARTH y estudiar una carrera «para hombres». Regresó a Ghana con un puesto gerencial para la producción de cacao en ECOM, una empresa global que trabaja con miles de pequeños productores. Hajaratu es la primera mujer que logra un puesto gerencial en esta empresa. También es esposa y madre. Está lista para empoderar a más mujeres, para impulsarlas a vencer el miedo y creer en sus capacidades. Como ella lo hizo.

Con valentía, Hajaratu se ha enfrentado a lo que conoce y a lo que no.

 

 

Ceshia Ubau, quien con su voz y con sus letras ha sido el hilo que entrelaza cada historia desde el inicio del evento, canta el estribillo de su canción:

 

Las mujeres de mi tierra

Se entregan al amor

Por la vida y no niegan

Sus raíces ni su son

Gritan alto yo soy libre

Como mariposa en flor

Y con valentía enfrentan

Lo que conocen y lo que no.

Ceshia, cantautora nicaragüense, escribió esta canción hace unos años, inspirada por la historia de su abuela, por todo lo que ella tuvo que hacer para salvaguardar a su familia durante la guerra. Hoy en día, la canción “Las mujeres de mi Tierra” es un himno para las nicaragüenses que siguen luchando por sus derechos. Ceshia dejó su país para migrar a Costa Rica debido a la situación política y los conflictos armados de los últimos años.

Nació en medio de días caóticos y tormentas. Nació prematura, sin avisarle a nadie. El pediatra le recomendó a sus padres poner música clásica para estimular su cerebro. Ceshia tenía seis meses y la música ya se apoderaba de ella. La mantenía viva. Pasaron los años y luego vino la poesía. A Ceshia se le desborda la poesía. Y la usa, junto a la música, como una herramienta de resiliencia. Y usa ambas herramientas para vivir mejor sus duelos, para enfrentarse a la violencia, para contar su historia, para empoderarse a ella y para empoderar a otras.

Ceshia grita alto, a través de su poesía, que es tan libre como mariposa en flor.

 

En EARTH, conmemoramos las luchas de todas las mujeres del mundo. Desde las aulas, el campo y la comunidad, queremos potenciar las capacidades de cada mujer que nos forma y nos hace crecer.