En uno de los pueblos que rodean el lago Atitlán, en Guatemala, un grupo de mujeres borda y teje. Con sus manos escriben las historias de los mayas en un lenguaje simbólico mediante hilos y puntadas que forman pájaros, flores, serpientes. Algunas se sientan frente a telares que se sostienen de sus cinturas para crear piezas de  cientos de colores. Desde tiempos prehispánicos, las abuelas enseñan este lenguaje a sus hijas, y sus hijas a sus nietas, entrelazando el conocimiento como quien entrelaza los hilos para crear nuevas obras, nuevas historias.

 

Muchas de esas mujeres también saben hablar con la tierra. Saben hacer surcos, poner las semillas y observan cómo de ese acto simple y preciado, nace el alimento y la medicina. Pericón, lavanda, albahaca, apazote, maíz, tubérculos, cultivos tradicionales de la región que se usan para sazonar, comer y curar. 

 

A pesar de toda esta sabiduría que brota de las mujeres indígenas guatemaltecas y del incremento de turismo en los pueblos que habitan, muchas de ellas no tienen acceso a mercados justos para vender sus productos artesanales o agrícolas; no tienen acceso a servicios básicos, a conocimiento sobre sus derechos más elementales ni a la seguridad alimentaria. Además, muchas han sufrido violencia doméstica, sexual y otros tipos de violencia. Por eso, ese grupo de mujeres que borda y teje decidió unirse para crear la Cooperativa Integral de Comercialización Tzikiin Jaay Responsabilidad Limitada, un espacio integrado por 68 asociadas y más de 500 artesanas de Santiago Atitlán y comunidades cercanas. Su objetivo es reivindicar la importancia del trabajo artesanal y agrícola para la cultura y la economía local, al mismo tiempo que promueve la autonomía y la sostenibilidad entre las mujeres.

Entre ellas está Analicia QUIC Sosof, una mujer tz’utujil que desde hace años impulsa proyectos de formación, liderazgo y agroecología y que habla de la Cooperativa como un refugio para que las mujeres puedan tener independencia económica y romper con ciclos de violencia. Desde el 2023, como parte del Proyecto Sistemas Agroalimentarios Resilientes de EARTH Futures, la Cooperativa comenzó a capacitarse en temas de huertos, bioinsumos y cultivos sostenibles. Con materiales reciclados, las mujeres construyeron camas de cultivo y pequeños espacios verdes para sembrar plantas aromáticas y medicinales. Lo que empezó como una práctica experimental se convirtió en una oportunidad real de mejorar la alimentación familiar y generar ingresos.

 

“Teníamos la idea de cultivar, pero no sabíamos por dónde empezar. Con las capacitaciones que nos dieron los técnicos de EARTH Futures aprendimos a hacerlo y ahora vemos los resultados”, cuenta Analicia. Hoy, las asociadas siembran y cosechan distintos cultivos que utilizan para consumo propio y para la producción de tintes naturales empleados en sus tejidos. Algunas incluso ya venden sus plantas directamente a otras familias o a la misma Cooperativa.

 

El proyecto también ha fortalecido el liderazgo femenino dentro de las comunidades. En cada pueblo hay mujeres encargadas de coordinar y capacitar a otras, dar seguimiento a las siembras y compartir los conocimientos aprendidos a las que se les dominan como mujeres champions en los huertos y mujeres antenas las que enseñan las artes a las mujeres. Muchas de ellas participan en espacios de toma de decisiones y tienen una mayor incidencia política para el futuro de su país.  “Antes algunas no se atrevían a hablar en público o no sabían que podían opinar. Ahora lo hacen con seguridad y orgullo”, dice Analicia.

La Cooperativa también promueve el uso de Tz’utujil, K’iche y otros idiomas mayas que se hablan en los pueblos que rodean al lago o donde tiene presencia la cooperativa. También impulsan el uso de la indumentaria tradicional como parte del fortalecimiento de la identidad cultural. “Nuestra indumentaria habla de nuestros ancestros, usamos símbolos como los pájaros, los volcanes y franjas rojas y blancas que representan nuestra sangre, nuestra identidad y el lugar del que venimos”, explica.

 

Además de los huertos, el acompañamiento de EARTH Futures a través del proyecto RTEP (Resilience through Egg Production) ha permitido desarrollar iniciativas de gallinas ponedoras para fortalecer la seguridad alimentaria y diversificar los ingresos familiares. Por otra parte, la Cooperativa creó la marca Pajarito Guatemala, que rescata el tejido tradicional con técnicas sostenibles. Analicia sueña con que la empresa tenga una tienda física en una de las zonas turísticas y están por estrenar una plataforma en línea para comercializar los productos de las asociadas, colaboradoras a nivel internacional.

La historia de Analicia y de la Cooperativa Tzikiin Jaay RL es un recordatorio de que el desarrollo rural no puede entenderse sin las mujeres. Son ellas quienes preservan el conocimiento de la tierra, quienes sostienen la economía local y quienes, a través de la cooperación, transforman su entorno en un espacio más justo, digno y sostenible.

Responsabilidades

  • Diseñar programas alimenticios para la comunidad institucional.
  • Elaborar y planificar los menús de acuerdo con las necesidades nutricionales de miembros de la comunidad.
  • Verificar la calidad de los alimentos para que cumplan los estándares de nutrición institucionales.
  • Diseñar los menús y estandarizar las recetas definidas en los menús diarios y de eventos especiales.
  • Desarrollar y realizar talleres, charlas y campañas de educación nutricional.
  • Realizar otras funciones administrativas y operativas afines al puesto.

Requisitos

  • Al menos licenciatura en Nutrición Humana.
  • Afiliación al Colegio Profesional correspondiente.
  • Al menos de 1 a 3 años de experiencia en posiciones similares.
  • Carnet de manipulación de alimentos vigente.
  • Buenas habilidades de planificación, priorización y organización.
  • Dominio alto de Microsoft Word, Excel, PowerPoint y Outlook.
  • Licencia de conducir B1.
  • Inglés intermedio (deseable).

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Nutricionista, Guácimo.

El Campus Guácimo es, podría decirse, un paraíso natural. Ubicado en la región de bosque tropical húmedo del Caribe, el Campus preserva uno de los pocos fragmentos de bosque continuo en medio de una extensa matriz agrícola y ganadera. Si caminas una distancia corta por cualquier lugar, posiblemente tengas la oportunidad de ver dos o tres tipos de aves, insectos de muchos colores y tamaños, venados que se esconden tímidamente o una familia de monos cariblancos saltando de un árbol a otro con gran agilidad. Por eso, con apoyo de diversos actores en la comunidad EARTH y de aliados estratégicos, se han impulsado investigaciones para saber más sobre bioindicadores, es decir, especies clave para saber qué tan sanos están los ecosistemas; y para implementar prácticas agrícolas que respeten los ritmos de vida y el hábitat de otras especies.

 

Monitoreo de fauna silvestre con cámaras trampa

 

Uno de los proyectos para conocer mejor las especies que habitan el Campus Guácimo de EARTH está liderado por miembros de la facultad, principalmente por Marcos Decker, profesor de Ciencias Naturales, y por estudiantes de cuarto año que cursan el curso Experiencia Profesional y que lideran el Escenario Forestal. Aunque el proyecto tiene varios años de estar gestándose y en él han participado otros profesores, estudiantes y graduados, según Decker, este tipo de investigaciones debe realizarse durante un período prolongado para poder tener resultados certeros. “Los resultados no se obtienen de inmediato. Es necesario monitorear durante todo un ciclo anual, ya que cada estación modifica la disponibilidad de recursos y el comportamiento de la fauna. Por eso comparamos los datos año con año para entender mejor la dinámica ecológica del campus”, cuenta.

Actualmente, el proyecto dispone de 16 cámaras trampa distribuidas en la reserva forestal, en los sistemas silvopastoriles y en los sistemas agroforestales de cacao y café ubicados en una de las fincas académicas de la propiedad. Estos dispositivos, equipados con sensores de movimiento y de visión infrarroja, permiten registrar la presencia y la actividad de la fauna silvestre de manera no invasiva y continua. Gracias a esta tecnología, se ha documentado la presencia de diversas especies de mamíferos medianos y grandes, incluyendo felinos silvestres como el jaguar (Panthera onca) y el puma (Puma concolor), así como tres especies de primates: el mono aullador (Alouatta palliata), el mono araña (Ateles geoffroyi) y el mono cariblanco (Cebus capucinus), entre muchas otras especies de importancia ecológica para la región Caribe costarricense.

 

Además, en el monitoreo realizado en potreros de la propiedad, se están evaluando las ‘cercas vivas’, árboles plantados como delimitación natural que además funcionan como corredores biológicos, conectando diferentes parches de bosque y permitiendo el libre tránsito de animales. El equipo de trabajo se encarga de revisar miles de fotos que procesa cada cámara diariamente para poder analizar comportamientos, estudiar los hábitats y entender cómo se mueve cada especie dentro del Campus.

Banano y biodiversidad: un equilibrio posible

 

Rodeada por el bosque tropical se encuentra la Operación Comercial de Banano de nuestra Universidad. En el bloque cuatro de la Operación, otro proyecto complementa el esfuerzo de estudiantes y facultad: se trata de una alianza entre EARTH, World Wildlife Fund (WWF) y la empresa EDEKA, enfocada en implementar prácticas agrícolas más sostenibles y regenerativas en las 95 hectáreas de la zona.

 

Según Adrián Jiménez, Gerente de Cultivos Comerciales, el objetivo es reducir la carga química, proteger la biodiversidad y medir la fijación de carbono en el suelo como parte de una solución para hacer frente al cambio climático. “El cultivo, junto con las coberturas de suelo y canales, también puede ser un gran fijador de CO, —explica— “lo que antes pensábamos que solo ocurría en bosques o montañas, también sucede aquí, en sistemas agrícolas bien manejados”.

 

WWF contrató un grupo de expertos en aves, anfibios, mamíferos, peces y plantas para realizar un inventario detallado de especies en las áreas circundantes a la plantación. Ese registro, que funciona como una línea base, servirá para comparar resultados en los próximos años y medir si las prácticas implementadas realmente favorecen a la biodiversidad. Los hallazgos ya han sorprendido a los investigadores. Dos especies de rana, nunca antes vistas cerca de una plantación agrícola, fueron encontradas dentro del área de banano. “Los biólogos llaman a esto especies indicadoras. Son organismos muy sensibles a los cambios del ambiente. Que estén aquí nos dice que el ecosistema está sano y que las prácticas están funcionando”, explica Jiménez.


WWF contrató un grupo de expertos en aves, anfibios, mamíferos, peces y plantas para realizar un inventario detallado de especies en las áreas circundantes a la plantación. Ese registro, que funciona como una línea base, servirá para comparar resultados en los próximos años y medir si las prácticas implementadas realmente favorecen a la biodiversidad. Los hallazgos ya han sorprendido a los investigadores. Dos especies de rana, nunca antes vistas cerca de una plantación agrícola, fueron encontradas dentro del área de banano. “Los biólogos llaman a esto especies indicadoras. Son organismos muy sensibles a los cambios del ambiente. Que estén aquí nos dice que el ecosistema está sano y que las prácticas están funcionando”, explica Jiménez.

 

Como parte de esta investigación, haciendo un monitoreo exhaustivo y minucioso, se encontraron 130 especies de aves, 138 tipos de peces, 19 especies de anfibios y 23 de mamíferos medianos y grandes.

 

Con los resultados que ambas investigaciones han tenido hasta el momento, podemos tener la certeza de que la Universidad no es solo un centro de enseñanza, sino también un refugio para la vida silvestre, un espacio que respeta el entorno y que lo protege. En EARTH, escuchamos el lenguaje de los árboles, de las ranas, de los felinos, todo para poder entender qué es lo que los ecosistemas necesitan para estar mejor.

Durante sus estudios y después de graduarse de EARTH en 2014, Sam Hansen (Estados Unidos) llevó los conocimientos adquiridos en la Universidad a distintas partes del mundo. Tras trabajar en una finca de vegetales en Jamaica y en un huerto frutal en California, Sam regresó a Costa Rica y fundó un negocio de kombucha. Luego de desarrollar exitosamente este proyecto y de vender la empresa, se unió a Rancho Mastatal, un centro de educación para la sostenibilidad ubicado en Puriscal, Costa Rica. Ahí, Sam desempeña múltiples roles: desde la gestión de sistemas agroforestales y fermentación, hasta la enseñanza de cursos sobre permacultura y construcción natural. En general, su trabajo se centra en el desarrollo sostenible de comunidades, guiado por los principios éticos de la permacultura: cuidado de la Tierra, cuidado de las personas y repartición justa de los recursos.

 

Más que un centro educativo y de retiro, Rancho Mastatal es una comunidad enraizada en la sostenibilidad ambiental, en medios de vida significativos y vinculados al territorio, y en relaciones basadas en el cuidado mutuo. Su objetivo es fortalecer la comunidad y la economía local. Sam reflexiona que uno de los aspectos más valiosos de su formación en EARTH fue el enfoque en el desarrollo comunitario sostenible, algo que continúa aplicando en su trabajo.

Antes de aplicar a EARTH, Sam —quien creció en Costa Rica— comenzó a estudiar Física y Ciencias Ambientales en una universidad de Estados Unidos. Sin embargo, ante la incertidumbre sobre cómo podría aplicar su título al graduarse, decidió buscar una carrera profesional que se sintiera más significativa y práctica. Así fue como regresó a Latinoamérica, y un amigo le habló de EARTH. Aunque creció rodeado de agricultura, Sam no había considerado que las Ciencias Agrícolas pudieran formar parte de su camino.

 

Al llegar a EARTH, sintió un propósito claro y rápidamente encontró valor en el carácter práctico de la educación: participó en trabajos de campo y proyectos comunitarios que, según comparte, “sentaron las bases para una buena ética laboral y un conocimiento técnico sólido”. También se asombró con la calidad de sus profesores y sus pasiones. “Me permitió tomar fragmentos de la experiencia de cada uno y convertirlos en una formación súper multidisciplinaria en agronomía”, cuenta.

Sam describe los laboratorios y fincas del Campus Guácimo como un “parque de diversiones” donde pudo explorar con curiosidad y aprender tanto como fuera posible. En particular, disfrutaba de la finca orgánica, donde aprendió sobre el sistema de cultivo mandala, que hoy en día sigue siendo una parte importante de su trabajo. En las clases de diseño en permacultura que dirige, utiliza este sistema para enseñar cómo organizar una finca y para enfatizar que la agricultura consiste en seguir los ciclos de la naturaleza. “Es esencial para la humanidad entender que dependemos de los agricultores para vivir”, reflexiona.

 

Trabajar en Rancho Mastatal le permite a Sam poner en práctica todo lo aprendido en EARTH, no solo al compartir su conocimiento técnico, sino también en la manera en que aborda el desarrollo comunitario. Él y el equipo del proyecto se enfocan en el crecimiento de la comunidad local y en apoyar a sus vecinos. Aplican el principio ético de Reparto Justo al hacer que sus cursos sean más accesibles para que sus inversiones se mantengan lo más localizadas posible. El año pasado, el 65% de los gastos de la organización se destinó directamente a la comunidad en donde viven. Así como EARTH le enseñó a vivir en armonía con sus vecinos, Sam continúa viendo la agricultura como un esfuerzo colectivo.

 

Desde la enseñanza de cursos hasta el apoyo a su comunidad local, Sam puede ver el efecto multiplicador de su trabajo, y siempre busca formas de generar un impacto mayor. Recientemente ha estado investigando cómo obtener fondos para la regeneración ecológica. Piensa en grande: cómo producir y ofrecer alimentos nutritivos y de alta calidad de forma sostenible, incorporando técnicas de restauración de suelos y ecosistemas. Busca darle valor a las tierras degradadas por la acción humana y aprovechar su potencial para proyectos regenerativos. Su esperanza es que esto genere un efecto dominó, creando un impacto positivo tanto para las personas como para el planeta.

Concurso interno y externo

Responsabilidades

  • Realizar labores de limpieza, aseo y desinfección en las áreas de producción y servicio.
  • Mantener la higiene y el orden de la cocina, para garantizar la seguridad alimentaria.
  • Aplicar estrictamente los protocolos de higiene y desinfección establecidos.
  • Recolectar, clasificar y disponer los residuos sólidos generados.
  • Apoyar el proceso de producción de alimentos y bebidas.
  • Realizar el traslado y recepción de la mercadería, insumos y productos entre el almacén y la cocina.
  • Apoyar las actividades internas y los eventos institucionales.
  • Realizar otras funciones operativas afines al puesto.

Requisitos

  • Al menos primaria completa.
  • De 1 a 12 meses de experiencia laboral en labores similares.
  • Carnet de manipulación de alimentos al día (deseable).
  • Disponibilidad para trabajar en horarios rotativos.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Auxiliar de Cocina, Guácimo.

Responsabilidades

  • Planificar, dirigir y supervisar el proceso de producción y servicio de alimentos, cumpliendo los estándares de calidad establecidos.
  • Garantizar la calidad, el cumplimiento de la normativa sanitaria y la eficiencia de costos.
  • Velar por el buen funcionamiento y el mantenimiento de los equipos de cocina.
  • Garantizar que todas las operaciones de la cocina cumplan con la normativa sanitaria vigente en materia de manipulación de alimentos.
  • Realizar la gestión de inventarios y manejo adecuado de alimentos, materias primas e insumos.
  • Gestionar el personal de cocina y servicio.
  • Realizar otras funciones administrativas y operativas afines al puesto.

Requisitos

  • Bachillerato o Licenciatura en gastronomía o cocina.
  • De 3 a 6 años de experiencia en cocinas de alto volumen.
  • Experiencia en manejo de personal de cocina y servicio.
  • Excelentes habilidades de planificación, priorización y organización.
  • Conocimiento en atención de logística de eventos y confección de menús.
  • Dominio alto de Microsoft Word, Excel, PowerPoint y Outlook.
  • Carnet de manipulación de alimentos vigente.
  • Inglés intermedio.
  • Licencia conducir B1.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Jefe de Producción, Guácimo

La primera vez que Gastón Miyashiro (Promoción 2007, Argentina) puso un pie en EARTH, no fue en su primer día como estudiante, sino durante una capacitación de una semana sobre microorganismos. En ese momento, Gastón estudiaba Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires y trabajaba con Microorganismos Eficaces, una tecnología japonesa que genera efectos sinérgicos al combinar microbiomas beneficiosos que existen en la naturaleza. Durante la capacitación, Gastón conoció el plan de estudios de EARTH, y se sintió especialmente interesado en los proyectos emprendedores que formaban parte del Programa Académico. También le impresionó la vida estudiantil y el ambiente de comunidad que vivió de primera mano en el Campus Guácimo. Fue así como vio que estudiar en EARTH le permitiría combinar sus conocimientos en administración y microorganismos de una manera práctica. Ser parte de nuestra Universidad le permitió hacerlo tal cual y como lo visualizó en aquel entonces, y hasta hoy sigue incorporando los aprendizajes adquiridos en proyectos empresariales dentro y fuera del sector agrícola.

Después de graduarse, Gastón trabajó durante 10 años en el Ministerio de Agricultura de Argentina. Desde allí, participó en proyectos de desarrollo rural en distintas provincias argentinas, financiados por diversos organismos internacionales, incluido el Banco Mundial. Primero trabajó en la formulación de proyectos y, más tarde, en la gestión, donde interactuaba con comunidades beneficiadas y observaba de cerca cómo las inversiones transformaban sus vidas. Los resultados de estos proyectos incluyeron la construcción de canales en zonas áridas, la creación de infraestructura de electrificación rural y la capacitación en desarrollo productivo para agricultores. Gastón se involucró especialmente en los proyectos de desarrollo productivo, trabajando directamente con productores a través de capacitaciones y fortalecimiento de habilidades. Haciendo trabajo de campo, pudo ver cómo la implementación de estos proyectos cambiaba la vida de las personas: las mejoras en infraestructura y capacidades permitieron a los productores bombear agua y conservar sus productos en sistemas de refrigeración. Al igual que en la educación comunitaria que recibió en EARTH, ver los resultados concretos de su trabajo en la vida cotidiana de las comunidades rurales reforzó su motivación por seguir trabajando en cooperación internacional.

 

Actualmente, Gastón trabaja en la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en Argentina, una organización que promueve la creación de lazos de confianza en todo el mundo para abordar problemas complejos para el desarrollo. En su rol en JICA, continúa gestionando proyectos que integran diversas tecnologías y metodologías japonesas para mejorar la productividad y predecir fenómenos naturales en comunidades rurales, como las inundaciones. Trabaja junto al gobierno argentino y otros actores para identificar formas de generar mayor impacto con menos inversión. Aunque actualmente no se dedica directamente a la agricultura, Gastón sigue aplicando los conocimientos adquiridos en EARTH sobre desarrollo rural, acceso a mercados y relaciones centradas en los productores.

Gastón siempre se ha sentido motivado por generar impacto y empoderar a otras personas. Por eso valora la posibilidad de ver los resultados de su trabajo en una organización internacional basada en los principios de la cooperación japonesa. A futuro, espera fortalecer sus vínculos con otros foros internacionales y aplicar nuevas metodologías de cooperación triangular y circular. Gastón observa con orgullo el gran impacto que sus compañeros de EARTH están generando en el mundo y se siente inspirado de formar parte de esa comunidad de graduados. “Fue una experiencia fascinante”, recuerda sobre su tiempo en EARTH. Gastón afirma que el principio de “aprender haciendo” sigue guiando su trabajo y le permite generar un impacto positivo en su comunidad.

Posiblemente no había pasado ni una semana desde que llegó a EARTH por primera vez cuando Betania Taquiva Ramírez (Promoción 2016, Venezuela)  ya se había presentado con los 400 estudiantes, la facultad y todos los funcionarios del Campus Guácimo. “Yo andaba por ahí, diciéndole hola hasta a los pájaros, los monos y las vacas”, dice ella entre risas. Su entusiasmo era evidente: había logrado entrar a la Universidad de sus sueños después de tres años de intentos y de espera en el proceso de admisión. Desde los 10 años había estudiado en un colegio agropecuario y por eso tenía la convicción de que estudiar ciencias agrícolas era su camino para crecer como persona y como profesional. Su abuelo fue quien le enseñó sobre el valor de trabajar la tierra para poder obtener alimentos. Viéndolo a él, “su Nono”, cosechar cacao y café y ordeñar a las vacas de su finca, fue que ella decidió que quería ser agricultora.

Durante el tiempo que estuvo aplicando a EARTH, no se quedó con los brazos cruzados. Era una estudiante brillante y no quería parar de aprender. Como creció en una zona rural, su corazón estaba sembrado en el campo. Pensó que, entonces, podía estudiar medicina, pero no para estar en un hospital, sino para ser como una de esas médicas que recorren la ruralidad y lugares recónditos, para que todas las personas pudiesen tener acceso a la salud. Luego, una de las universidades públicas de Venezuela abrió la carrera de veterinaria por primera vez en su comunidad y Betania decidió que ese sería su destino: estudiar y trabajar por el mundo animal. Sin embargo, fue justo cuando comenzó a estudiar esa carrera cuando recibió una llamada de EARTH para comunicarle que, finalmente, había un lugar con su nombre en la Universidad, y que sería becada por Mastercard Foundation. 

Por eso, apenas puso sus pies en el Campus Guácimo, quiso abrazar al mundo entero, agradecer por cada experiencia y dar lo mejor de sí. En tercer año, cuando estaba por viajar a Guatemala para completar el curso de Pasantía, su padre, a quien consideraba su mejor amigo y un pilar en su vida, fue asesinado. Estaba abrumada y triste, pero recordó las palabras que le había dicho su papá un mes antes: “lo más importante es que te gradúes, que nada te detenga”. Betania se tomó esta frase como un mantra, o un mandato, y no se detuvo: hizo los exámenes, viajó a Guatemala y asumió, casi de inmediato, el lugar de su papá como el sostén económico de sus hermanas y su madre. Siente que logró esto gracias al apoyo del área de Asuntos Estudiantiles y al acompañamiento psicológico que le brindó la Universidad en aquel entonces.

Al graduarse, Betania consiguió rápidamente un trabajo en República Dominicana como gerente de producción en una finca exportadora de banano orgánico. En pocos meses, logró algo que había prometido desde niña: comprarle una casa a su mamá. “Ese era mi sueño desde siempre. Poder cumplirlo tan rápido fue una bendición. Todo se lo debo a la preparación y a las oportunidades que me dio EARTH y nunca me van a alcanzar las palabras para agradecer eso”.

 

Pero ese logro también la confrontó con un vacío. “Toda mi vida había sido estudiar, alcanzar metas, prepararme. Y cuando logré todo eso, me sentí perdida. No sabía cuál era mi siguiente sueño y me di cuenta de que no me había dado la oportunidad de vivir el duelo por mi papá”, confiesa.

Tiempo después, entró en un proceso depresivo y en un diagnóstico de su salud mental con el que ahora está aprendiendo a vivir de la mano de profesionales que la guían. “Siempre he sabido que soy intensa” cuenta riendo, “pero también sabía que no era normal el grado de euforia y felicidad con el que yo iba por la vida; cuando me tocó sentir la tristeza, la pude sentir igual de fuerte y me di cuenta de que es necesario transitar los duelos, vivir las cosas aunque lastimen y no tener miedo a ser vulnerable”.

Poco a poco, Betania ha encontrado espacios y personas para reconstruir su camino, siempre desde la ternura y la alegría. Aunque siente que quiere hacer mucho más para que su impacto como líder de cambio se expanda, sabe que ha comenzado por su núcleo: ha dado un apoyo fundamental a su familia después de una pérdida dolorosa y bajo un contexto sociopolítico inestable en su país de origen. Sabe, hoy más que nunca, que su vida está en el campo, que ahora que comienza a emprender en un negocio propio, puede sentir la dicha de ver cómo sus cultivos comienzan a crecer y a dar fruto, luego de que ella se esforzó por preparar la tierra, por esparcir las semillas, por regar cada planta. Y sabe, principalmente, que la salud mental es esencial para que su impacto prevalezca y se extienda en República Dominicana, Venezuela y el resto del mundo.

Cawayne Bryan (Promoción 2019, Jamaica), quien fue parte del Programa de Becas de Mastercard Foundation, escuchó por primera vez sobre EARTH a través de una presentación a su programa en 4-H, una organización que brinda capacitación en agricultura y emprendimiento a jóvenes. En esa presentación, un representante de 4-H lo animó a postularse, pero en ese momento Cawayne decidió mantenerse enfocado en servir a su comunidad. Quería seguir trabajando en su localidad y permanecer cerca de su familia. Un año más tarde, Cawayne se reencontró con un amigo que acababa de terminar su primer año en EARTH. Al escucharlo describir la amplitud y profundidad de lo que estaba aprendiendo, la curiosidad de Cawayne se encendió. Pudo ver —y eventualmente experimentar— que el enfoque de EARTH incorporaba elementos prácticos y trabajo comunitario de una manera única.

 

Inspirado por su abuelo, Cawayne siempre soñó con trabajar en la agricultura. Imaginaba estudiar cerca de casa, en Jamaica, en donde pudiera apoyar directamente a su familia y comunidad. Lo que nunca anticipó fue que su camino lo llevaría a EARTH, un lugar donde el aprendizaje va más allá de las aulas y donde las conexiones se construyen de maneras diferentes a cualquier otro sitio. Descubrió herramientas para crecer como profesional, así como un espacio para crecer como persona, y comprendió que este camino lo estaba formando exactamente en quien debía convertirse.

En el 2020, Cawayne comenzó a trabajar en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Minería de Jamaica. Su rol se centraba principalmente en la protección de tierras agrícolas. Su formación en suelos y conservación de tierras en EARTH lo dotó del conocimiento necesario para hacer recomendaciones sobre el uso de suelos para la producción agrícola. Al compartir este conocimiento con los agricultores, Cawayne vio el impacto directo en la mejora de sus cultivos. Su educación en EARTH cobró vida al ayudar a los productores locales a desarrollar sus fincas y aumentar la producción. “Cuando compartes conocimientos con los agricultores y ven que funciona, quieren volver para aprender más”, señala Cawayne.

Después de trabajar en el Ministerio durante cuatro años, Cawayne decidió profundizar la base en ciencias agrícolas que desarrolló en EARTH cursando una maestría. Actualmente está a mitad de su programa en Ciencias del Suelo en la Universidad Estatal de Washington, en Estados Unidos. Espera regresar con más experiencia en suelos para servir al Ministerio de Agricultura en una posición de mayor rango. En el futuro también aspira a dirigir su propio negocio: un espacio donde pueda tener la relación directa con los agricultores que tanto valora y donde ve potencial para crear impacto a través de sistemas de acuaponía e hidroponía para la producción agrícola.

Cawayne describe su paso por EARTH como una experiencia transformadora que no habría sido posible sin el apoyo de  Mastercard Foundation. Atribuye al Programa de Becas el haberle dado las herramientas para amplificar el impacto de su trabajo y el servicio a su comunidad. Gracias al programa, Cawayne ha llegado a lugares que nunca soñó conocer y ha formado conexiones entre culturas y perspectivas diversas. Estas relaciones y habilidades interpersonales le han permitido transformar su carrera en algo que impacta directamente en los medios de vida de los agricultores en su país. “Ni siquiera tengo palabras para expresar mi gratitud”, comparte finalmente con una sonrisa.

Malachi Troy Symonds, de la isla de Bermudas, no es alguien que se aleje de los retos. Este graduado de EARTH de la Promoción 2019, reconocido localmente por sus conocimientos en agronomía y jardinería, trabaja con empeño para desarrollar la capacidad agrícola de su país de manera sostenible y con consciencia ambiental.

 

El Garden Club de Bermudas fue la primera organización en ver el potencial de Malachi, y le otorgaron una beca para estudiar en EARTH. Tras graduarse, Malachi regresó a su país y empezó a trabajar en un vivero de plantas. Estaba ansioso por aplicar las destrezas y conocimientos adquiridos en la Universidad, por lo que pronto dejó ese empleo para iniciar su propia empresa. “Un día mi hermana menor me dijo: ‘Eres un simple agricultor’, y pensé: ese será el nombre de mi nueva organización”.

 

Just A Farmer comenzó como una parcela de media hectárea para la producción de hortalizas, más parecida a una huerta de mercado. Como Malachi estaba enfocado en que la finca fuera sostenible, su equipo comenzó a implementar prácticas de ciclo cerrado, como el uso de gallinas como fuente de fertilizante. Además de producir huevos, las gallinas, que se alimentaban de residuos vegetales, aportaban el estiércol necesario para enriquecer el suelo de los cultivos. Luego empezó a elaborar fertilizante con un biodigestor. “Aprendí sobre los biodigestores mientras estaba en EARTH. Siempre me enfoqué en prácticas que pudiera llevar a casa. El biodigestor fue una de ellas”.

 

Al reutilizar y reciclar insumos como agua, nutrientes y materia orgánica dentro del sistema, productores como Malachi y su equipo logran aprovechar al máximo los recursos, y con ello disminuir la dependencia en insumos externos, reducir costos y promover suelos y ecosistemas más saludables. En Bermudas, un lugar en donde mucha gente depende de productos importados y de alto costo, incluidos los alimentos, estas prácticas pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

“Queríamos promover la idea de que Bermudas puede producir más de su propio alimento”, explica Malachi. “Somos una pequeña nación insular que importa entre el 85% y el 90% de lo que comemos. Dependemos de los bienes importados para sobrevivir. Con un sector agrícola casi inexistente, promover la agricultura sostenible es clave para el futuro de la seguridad alimentaria y energética de Bermudas”.

 

Malachi y su equipo, que en algún momento incluyó a dos graduados de EARTH, han enfrentado obstáculos en el camino. En cierto momento tuvieron que cerrar la operación de gallinas ponedoras. Además, él siente que los agricultores locales necesitan mucho más apoyo para encontrar tierras y enfrentar el alto costo de los insumos; pero continúa con una determinación firme: imparte cursos sobre los beneficios de la agricultura orgánica, ayuda a las personas con sus huertos familiares y ha logrado producir e injertar árboles frutales de manera sostenible. En su propiedad también ha comenzado a trabajar con plántulas orgánicas y tiene un huerto exitoso con más de 1,000 árboles. Just A Farmer sigue ofreciendo alimentos nutritivos a la comunidad.

 

El esfuerzo está dando frutos: Malachi ha sido reconocido por su dedicación y su enfoque agrícola en distintos artículos de la prensa local. En el 2023, formó parte de un equipo de seis delegados juveniles de Bermudas que asistieron a la COP28 (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en Dubái. El grupo fue la primera delegación juvenil de la isla en participar en una conferencia de la COP. Malachi recuerda el evento con entusiasmo: “Conocí a personas que se llamaban a sí mismas activistas, y pensé: ‘Supongo que yo también soy un activista’. Eran personas sencillas, humildes, que trabajaban por cambios en sus comunidades alrededor del mundo. Me inspiraron”.

EARTH ha dejado huella en la forma en que Malachi encara su trabajo y su vida. “Creo que lo que más resalta para mí es la disciplina. Teníamos que levantarnos temprano y salir al campo. Nos impulsaban a cumplir con las tareas, a destacar en las clases. Todo eso me motivó a tener éxito. EARTH me dio la motivación para simplemente hacer que las cosas sucedan, para usar lo que tenemos y encontrar soluciones. Aprendí a gestionar un negocio, desde las finanzas hasta el costo de producción y la maximización de los rendimientos. Estoy aplicando todo esto en mi finca. EARTH no solo me dio las herramientas técnicas que necesito. También gané mucho al interactuar con personas de todo el mundo. Siento que tengo muchos colegas—mis excompañeros de clase—que pueden ayudarme”.

 

De muchas formas creativas, Malachi está dejando huella en la promoción de la agricultura sostenible en Bermudas. Él es “un simple agricultor” que está haciendo una gran diferencia.

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