Responsabilidades

  • Dar seguimiento y apoyo a los estudiantes, en temas académicos, personales y de transición a la vida profesional.
  • Trabajar en el diseño, realización, evaluación y sistematización de talleres de orientación y desarrollo profesional para los estudiantes.
  • Impulsar actividades que fortalezcan el liderazgo estudiantil y que promuevan la interculturalidad y la igualdad de género.
  • Administrar y ejecutar el presupuesto asignado para las actividades afines al puesto.
  • Realizar otras funciones según se requieran.

Requisitos

  • Licenciatura o Maestría en el área de Ciencias Sociales o Ciencias de la Educación con énfasis en Orientación o áreas afines.
  • De uno a tres años de experiencia en procesos de apoyo a jóvenes.
  • Experiencia en programas académicos interculturales y/o internados (deseable).
  • Conocimiento del contexto y realidad del continente africano (deseable).
  • Licencia B1 al día.
  • Nivel avanzado de inglés oral y escrito.
  • Flexibilidad de horario.
  • Disponibilidad para residir en el Campus en Guácimo, Limón.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Gestor de Desarrollo Personal y Profesional

A lo largo de la carrera en EARTH, las y los estudiantes aprenden a concebir, planificar, administrar y ejecutar proyectos empresariales que aborden desafíos reales en sus comunidades. Como complemento a esta formación, junto a aliados estratégicos, la Universidad impulsa espacios de apoyo financiero y técnico, entre ellos el Scholars Entrepreneurship Fund (SEF), desarrollado en alianza con Mastercard Foundation y Katherine John Murphy Foundation.

 

Ambas fundaciones ofrecen fondos y acompañamiento profesional para que los estudiantes puedan pasar de la idea a la acción, diseñando emprendimientos que se puedan desarrollar en sus países de origen y que promuevan la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria, la economía circular y la generación de empleo local. Los estudiantes deben pasar por un proceso de selección para poder recibir el incentivo económico con el fin de expandir o hacer real su proyecto.

 

“El objetivo es fortalecer la educación en emprendimiento en la Universidad mediante el apoyo integral a los estudiantes que buscan crear impacto. No solo se financian ideas, sino que se guía a los jóvenes para que aprendan a planificar, presupuestar y comunicar sus proyectos de manera profesional”, explica Denier Ulloa, Coordinador de Proyectos para el Programa SEF. 

 

Más de 20 ideas de negocios se están desarrollando en 2025 dentro de 5 ejes: agrotecnología, salud y bienestar, cadenas agrosostenibles, energías renovables y cambio climático y conservación. Esta es la historia de tres de esos proyectos:

AGPRESS: una harina con proteína de insectos para combatir la malnutrición

 

Abdulkadir Amiri Hatibu (Promoción 2027), Adrian Tashinga Chemugarira (Promoción 2027) y Daniel Mndeme (Promoción 2026), son de Tanzania y forman parte del Programa de Becas de Mastercard Foundation. Entre los tres desarrollan AGPRESS, una iniciativa que busca fortificar la dieta tradicional de su país con una opción de proteína sostenible y poco común. El equipo identificó que el ugali —un alimento básico elaborado a base de harina de maíz— carece de los nutrientes esenciales que necesita la población infantil. Para resolverlo, investigaron alternativas y descubrieron el potencial de los mealworms (Tenebrio molitor), insectos comestibles ricos en proteína y fáciles de reproducir. “Queríamos mejorar lo que ya forma parte de nuestra vida diaria, así logramos mantener nuestras costumbres, pero con un alimento más completo”, explica Daniel.

Gracias al financiamiento de SEF, los estudiantes están desarrollando un prototipo con el acompañamiento técnico de la empresa Comida con Insectos Costa Rica, que les brinda capacitación en el manejo y procesamiento del insecto. El proyecto busca insertarse y expandirse en Tanzania, en donde enfrentará el reto de adaptarse a condiciones climáticas distintas, pero con el mismo propósito: ofrecer una harina nutritiva, accesible y culturalmente aceptada. En el futuro, planean ampliar su línea de productos hacia snacks, tortillas y suplementos proteicos, promoviendo una dieta más equilibrada y sostenible.

PINAGRO: bioles orgánicos para la agricultura sostenible

 

Paulo Pina Sánchez (Promoción 2025, Ecuador) está cerca de graduarse. En su regreso a casa lleva en manos un proyecto que ya comenzó a tomar forma: PINAGRO, un emprendimiento que une el conocimiento adquirido en las aulas de EARTH con las prácticas sostenibles en la finca de su familia, dedicada a la ganadería lechera. Su proyecto consiste en la producción y comercialización de bioles, fertilizantes orgánicos derivados de un biodigestor que transforman las excretas del ganado en recursos útiles para la finca: biogás para cocinar, biol líquido como abono y compost sólido para mejorar suelos.

“Al principio no lo vi como algo grande, pero conforme fui aprendiendo lo que podía lograrse con el biodigestor, empezamos a vender biol junto con mi familia, y vimos su potencial para hacer el negocio más circular y sostenible, cumpliendo con los parámetros que exige el gobierno de Ecuador para distintas certificaciones”, cuenta Paulo.

 

Gracias al fondo de Katherine John Murphy Foundation, el proyecto recibió financiamiento para su etapa de escalamiento, permitiéndole ampliar la producción y mejorar la capacidad de venta. El objetivo ahora es fortalecer su presencia en el mercado de su país, especialmente en cultivos de cacao, banano y maíz, y comprar biol a otros productores locales para enriquecerlo y ofrecer un producto más potente y competitivo.

EGGSLAND: producción de huevos liderada por mujeres ruandesas

 

Desde Ruanda, las estudiantes Glad Guiselle Duzuke (Promoción 2027) y Patience Cyuzuzo (Promoción 2025), ambas parte del Programa de Becas Mastercard Foundation, impulsan EGGSLAND, un proyecto de producción orgánica de huevos que busca mejorar la nutrición y generar oportunidades de empleo para mujeres en comunidades rurales del país. Inspiradas por su experiencia previa en el curso Proyecto Empresarial, decidieron crear un modelo para una producción de huevos diferente: sin químicos, utilizando alimentos naturales para las aves y aplicando un enfoque de economía circular, en el cual los residuos se transforman en compost para agricultores locales.

“Queríamos un negocio que generara ingresos, pero también impacto. Los huevos son una fuente esencial de proteína, y muchas familias en nuestras comunidades no pueden acceder a ellos regularmente. Queremos cambiar eso”, cuenta Glad.

 

Con apoyo de SEF, están finalizando la construcción del gallinero y la compra de las primeras 80 aves. A corto plazo, planean vender huevos y donar parte de la producción a familias que se enfrentan a la desnutrición. En un futuro, sueñan con expandirse hasta 500 aves e integrar nuevos productos derivados. “Nos gustaría que EGGSLAND crezca hasta convertirse en una empresa que inspire a otras mujeres rurales a emprender, con respeto por la tierra y por su comunidad”, agrega Glad.

 

Los tres proyectos son un reflejo del espíritu que impulsa EARTH: la combinación entre conocimiento técnico, innovación y compromiso social. Cada iniciativa nace de una observación local, crece con el acompañamiento institucional y se proyecta hacia un futuro en el que las y los jóvenes líderes tengan las herramientas, el conocimiento y la voluntad de encontrar soluciones reales para los desafíos más latentes de su entorno.

 

¡Esperamos que sus proyectos sigan creciendo!

Dicen Veonn Caines (Promoción 2025) que en San Cristóbal y Nieves, su país, son pocos los jóvenes que quieren dedicarse a la agricultura. En esta nación de las Antillas, la más pequeña del continente americano, el sector agrícola representa menos de un 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB). “Casi todo lo que comemos se importa”, cuenta Veonn, pero a su vez agrega que, aunque el país es pequeño, su tierra es fértil. Recuerda a su abuela, quien sembraba distintos cultivos alrededor de su casa y quien también criaba ovejas. A muy temprana edad, su abuela le mostró de dónde venían los alimentos que llenaban su mesa cada día.  

Veonn creció viendo cómo se expandía la infraestructura hotelera, cómo llegaban cruceros a las playas paradisiacas de las dos islas que forman el país y cómo muchos jóvenes soñaban con irse a algún otro lugar para realizarse como personas. Aunque él vio todo esto, quiso desde muy joven dedicarse a la agricultura. En el colegio tuvo que escoger una especialidad y de 100 estudiantes, solo él y tres jóvenes más quisieron dedicarse al agro. Al elegir una carrera universitaria, fue persuadido y estudió dos años Ingeniería Eléctrica, hasta que supo de EARTH y decidió seguir, al fin, el camino que deseaba desde niño. Ahora está a punto de graduarse como Ingeniero Agrónomo y sueña con proyectos con los que pueda cambiar los sistemas alimentarios de su país.

Para su Proyecto de Graduación (PG), Veonn logró combinar sus conocimientos en ingeniería eléctrica con la agricultura de precisión. Con el apoyo de sus asesores, decidió enfocarse en una investigación que implicaba el uso de maquinaria agrícola, compactación del suelo y clima. Supo aprovechar que la Universidad había invertido en una sembradora neumática nueva y aprendió a calibrarla para realizar este estudio. Frente a él había un vasto terreno sin explorar. El objetivo del proyecto fue comparar la germinación del maíz utilizando dos tecnologías: la utilizada por la sembradora neumática y la que utiliza la sembradora convencional. Analizó factores como la textura del suelo, su humedad, la presión de la máquina y la velocidad de siembra. En total se realizaron 12 tratamientos en tres bloques distintos, divididos en dos ciclos: uno con humedad baja y otro con humedad alta.

El mayor reto fue el clima. “No puedes sembrar cuando el suelo está muy saturado”, cuenta Veonn. La lluvia intensa retrasó el proceso durante semanas porque la máquina no podía entrar al campo sin afectar el establecimiento del cultivo. Veonn tuvo que esperar, reorganizar, volver a medir, ajustar calendarios y aprender a ser paciente. Una vez en campo, el volumen de datos fue enorme. “No podía hacerlo solo”, admite. Solicitó apoyo a estudiantes —sobre todo del curso de Experiencia de Trabajo— y los guió para medir plantas, registrar variables y entender qué significaba cada tratamiento.

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Entre sus hallazgos, descubrió que con sus condiciones de suelo, utilizando la sembradora neumática, al aumentar la presión, lograba una profundidad de siembra más uniforme, presentaba menos daños mecánicos y lograba una germinación más estable, y esto mostraba un desempeño superior que se transformaría en productividad del cultivo. En suelos con baja humedad, las plantas alcanzaron mayor altura, mientras que en suelos con alta humedad desarrollaron tallos más gruesos y una población más alta de maíz por hectárea. En conjunto, la máquina nueva demostró ser más eficiente y adecuada para las condiciones del trópico húmedo. En palabras de Veonn: “hay personas que creen que solo se pasa la máquina y ya, pero son muchos factores los que determinan si vale la pena la inversión”. Su estudio ofrece información útil para productores que buscan mejorar rendimientos y reducir pérdidas y tomar mejores decisiones para un mejor uso de sus recursos. 

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Mientras avanzaba su investigación, pensaba en su país, donde la agricultura es poco valorada y la dependencia de importaciones supera el 80%. Veonn quiere ser parte del cambio. Quiere que más jóvenes asuman puestos de liderazgo en el agro, que descubran que la agricultura también es una puerta para aplicar la tecnología, la innovación y la ciencia. Sueña con volver a Nieves para seguir aplicando la agricultura de precisión y desarrollar un sistema sostenible de acuaponía que genere empleo, produzca alimento localmente y reduzca la presión sobre los ecosistemas marinos afectados por el cambio climático.

 

A pocas semanas de recibir su título, hoy se reconoce como un profesional seguro, capaz de mezclar sus conocimientos técnicos con una convicción firme: la agricultura aún puede transformar a su comunidad, y él quiere ser un propulsor de ese cambio.

En las primeras semanas en el Campus Guácimo, las manos de José Antonio González Vergara (Promoción 1997, Panamá) se llenaron de pequeñas heridas producto del trabajo en campo. Nunca en su vida había usado una pala, un pico, un machete. Sufría por el calor. No se acostumbraba a sudar tanto ni a recibir durante horas la luz tropical del sol o la lluvia impredecible de la selva. Era un “niño de ciudad” tratando de descifrar la vida rural. Sus compañeros lo animaban; “tú puedes, José, tú puedes”, le decían, con cada golpe del azadón, mientras él aprendía a colocar la fuerza de su puño en los instrumentos con los que trabajaría la tierra durante los siguientes cuatro años de carrera en EARTH.

 

Así fue como empezó su camino profesional: titubeando sobre sus habilidades, pero con muchas ganas de aprender, de asombrarse, de convertirse en alguien. Además, era el menor de ocho hermanos y el único que había llegado a la universidad. Sobre sus hombros había ilusión y la esperanza de abrir nuevas puertas para la familia entera. Cuando partió de su país rumbo a Costa Rica, su papá hizo una fiesta para celebrar lo que significaba una nueva etapa para todos. Años después, José Antonio todavía recuerda ese gesto como la chispa que lo mantuvo firme cuando quiso rendirse. “No podía volver derrotado. Mi papá esperaba resultados”, cuenta.

Entre los cultivos de banano, de piña, de maíz, fue encontrando su rumbo. Lo atrajo la vida práctica del modelo educativo, las labores en la Finca Pecuaria, el desafío de manejar maquinaria agrícola por primera vez. Cada experiencia lo empujaba a descubrir nuevas habilidades, a reconocerse capaz. Poco a poco, el joven que llegó sin saber quién era empezó a construirse como profesional, con disciplina, curiosidad y un sentido profundo de gratitud.

 

Poco tiempo después de graduarse, José Antonio trabajó durante una década en el Ministerio de Ambiente de Panamá. Allí descubrió que su verdadera pasión era comprender cómo las decisiones humanas impactan los ecosistemas. Esa inquietud lo llevó a cursar una maestría en Gestión Ambiental y a colaborar con organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, con el tiempo comprendió que su vocación no era solo proteger el ambiente, sino también formar a otros para hacerlo.

Fundó su propia empresa, J.A. Consultores, dedicada a la auditoría y asesoría ambiental, pero la docencia fue lo que terminó dándole sentido a todo. Desde el 2012, enseña educación ambiental y ecología en tres universidades panameñas, y da distintos cursos en la carrera de Ingeniería Ambiental. Para José Antonio, cada grupo es una nueva oportunidad de crear una experiencia educativa horizontal, dinámica y participativa. “Mis clases nunca son iguales. Siempre busco sorprender a mis estudiantes, conectar con ellos, porque no todos aman mis materias, pero son temas importantes porque aprendes a cuidar el ambiente y al planeta que es nuestra casa”, dice.

Hoy, a más de 25 años de su graduación, José Antonio combina su trabajo como consultor con su rol en la docencia universitaria. Cree firmemente que la enseñanza es una extensión del liderazgo que aprendió en EARTH: formar profesionales competentes, pero también personas con valores, empatía y propósito. “EARTH no solo forma ingenieros agrónomos, forma líderes capaces de transformar su entorno”, asegura.

 

Mientras habla, en sus ojos se percibe el brillo de aquel estudiante curioso y perseverante que, en sus primeros meses bajo el sol y el calor tropical, aprendió a no rendirse. Aquel joven citadino que no sabía cómo tomar un machete en manos, se convirtió en un hombre, en un profesional que hoy siembra conocimiento y que emprende con pasión todo lo que hace.

En uno de los pueblos que rodean el lago Atitlán, en Guatemala, un grupo de mujeres borda y teje. Con sus manos escriben las historias de los mayas en un lenguaje simbólico mediante hilos y puntadas que forman pájaros, flores, serpientes. Algunas se sientan frente a telares que se sostienen de sus cinturas para crear piezas de  cientos de colores. Desde tiempos prehispánicos, las abuelas enseñan este lenguaje a sus hijas, y sus hijas a sus nietas, entrelazando el conocimiento como quien entrelaza los hilos para crear nuevas obras, nuevas historias.

 

Muchas de esas mujeres también saben hablar con la tierra. Saben hacer surcos, poner las semillas y observan cómo de ese acto simple y preciado, nace el alimento y la medicina. Pericón, lavanda, albahaca, apazote, maíz, tubérculos, cultivos tradicionales de la región que se usan para sazonar, comer y curar. 

 

A pesar de toda esta sabiduría que brota de las mujeres indígenas guatemaltecas y del incremento de turismo en los pueblos que habitan, muchas de ellas no tienen acceso a mercados justos para vender sus productos artesanales o agrícolas; no tienen acceso a servicios básicos, a conocimiento sobre sus derechos más elementales ni a la seguridad alimentaria. Además, muchas han sufrido violencia doméstica, sexual y otros tipos de violencia. Por eso, ese grupo de mujeres que borda y teje decidió unirse para crear la Cooperativa Integral de Comercialización Tzikiin Jaay Responsabilidad Limitada, un espacio integrado por 68 asociadas y más de 500 artesanas de Santiago Atitlán y comunidades cercanas. Su objetivo es reivindicar la importancia del trabajo artesanal y agrícola para la cultura y la economía local, al mismo tiempo que promueve la autonomía y la sostenibilidad entre las mujeres.

Entre ellas está Analicia QUIC Sosof, una mujer tz’utujil que desde hace años impulsa proyectos de formación, liderazgo y agroecología y que habla de la Cooperativa como un refugio para que las mujeres puedan tener independencia económica y romper con ciclos de violencia. Desde el 2023, como parte del Proyecto Sistemas Agroalimentarios Resilientes de EARTH Futures, la Cooperativa comenzó a capacitarse en temas de huertos, bioinsumos y cultivos sostenibles. Con materiales reciclados, las mujeres construyeron camas de cultivo y pequeños espacios verdes para sembrar plantas aromáticas y medicinales. Lo que empezó como una práctica experimental se convirtió en una oportunidad real de mejorar la alimentación familiar y generar ingresos.

 

“Teníamos la idea de cultivar, pero no sabíamos por dónde empezar. Con las capacitaciones que nos dieron los técnicos de EARTH Futures aprendimos a hacerlo y ahora vemos los resultados”, cuenta Analicia. Hoy, las asociadas siembran y cosechan distintos cultivos que utilizan para consumo propio y para la producción de tintes naturales empleados en sus tejidos. Algunas incluso ya venden sus plantas directamente a otras familias o a la misma Cooperativa.

 

El proyecto también ha fortalecido el liderazgo femenino dentro de las comunidades. En cada pueblo hay mujeres encargadas de coordinar y capacitar a otras, dar seguimiento a las siembras y compartir los conocimientos aprendidos a las que se les dominan como mujeres champions en los huertos y mujeres antenas las que enseñan las artes a las mujeres. Muchas de ellas participan en espacios de toma de decisiones y tienen una mayor incidencia política para el futuro de su país.  “Antes algunas no se atrevían a hablar en público o no sabían que podían opinar. Ahora lo hacen con seguridad y orgullo”, dice Analicia.

La Cooperativa también promueve el uso de Tz’utujil, K’iche y otros idiomas mayas que se hablan en los pueblos que rodean al lago o donde tiene presencia la cooperativa. También impulsan el uso de la indumentaria tradicional como parte del fortalecimiento de la identidad cultural. “Nuestra indumentaria habla de nuestros ancestros, usamos símbolos como los pájaros, los volcanes y franjas rojas y blancas que representan nuestra sangre, nuestra identidad y el lugar del que venimos”, explica.

 

Además de los huertos, el acompañamiento de EARTH Futures a través del proyecto RTEP (Resilience through Egg Production) ha permitido desarrollar iniciativas de gallinas ponedoras para fortalecer la seguridad alimentaria y diversificar los ingresos familiares. Por otra parte, la Cooperativa creó la marca Pajarito Guatemala, que rescata el tejido tradicional con técnicas sostenibles. Analicia sueña con que la empresa tenga una tienda física en una de las zonas turísticas y están por estrenar una plataforma en línea para comercializar los productos de las asociadas, colaboradoras a nivel internacional.

La historia de Analicia y de la Cooperativa Tzikiin Jaay RL es un recordatorio de que el desarrollo rural no puede entenderse sin las mujeres. Son ellas quienes preservan el conocimiento de la tierra, quienes sostienen la economía local y quienes, a través de la cooperación, transforman su entorno en un espacio más justo, digno y sostenible.

Responsabilidades

  • Diseñar programas alimenticios para la comunidad institucional.
  • Elaborar y planificar los menús de acuerdo con las necesidades nutricionales de miembros de la comunidad.
  • Verificar la calidad de los alimentos para que cumplan los estándares de nutrición institucionales.
  • Diseñar los menús y estandarizar las recetas definidas en los menús diarios y de eventos especiales.
  • Desarrollar y realizar talleres, charlas y campañas de educación nutricional.
  • Realizar otras funciones administrativas y operativas afines al puesto.

Requisitos

  • Al menos licenciatura en Nutrición Humana.
  • Afiliación al Colegio Profesional correspondiente.
  • Al menos de 1 a 3 años de experiencia en posiciones similares.
  • Carnet de manipulación de alimentos vigente.
  • Buenas habilidades de planificación, priorización y organización.
  • Dominio alto de Microsoft Word, Excel, PowerPoint y Outlook.
  • Licencia de conducir B1.
  • Inglés intermedio (deseable).

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Nutricionista, Guácimo.

El Campus Guácimo es, podría decirse, un paraíso natural. Ubicado en la región de bosque tropical húmedo del Caribe, el Campus preserva uno de los pocos fragmentos de bosque continuo en medio de una extensa matriz agrícola y ganadera. Si caminas una distancia corta por cualquier lugar, posiblemente tengas la oportunidad de ver dos o tres tipos de aves, insectos de muchos colores y tamaños, venados que se esconden tímidamente o una familia de monos cariblancos saltando de un árbol a otro con gran agilidad. Por eso, con apoyo de diversos actores en la comunidad EARTH y de aliados estratégicos, se han impulsado investigaciones para saber más sobre bioindicadores, es decir, especies clave para saber qué tan sanos están los ecosistemas; y para implementar prácticas agrícolas que respeten los ritmos de vida y el hábitat de otras especies.

 

Monitoreo de fauna silvestre con cámaras trampa

 

Uno de los proyectos para conocer mejor las especies que habitan el Campus Guácimo de EARTH está liderado por miembros de la facultad, principalmente por Marcos Decker, profesor de Ciencias Naturales, y por estudiantes de cuarto año que cursan el curso Experiencia Profesional y que lideran el Escenario Forestal. Aunque el proyecto tiene varios años de estar gestándose y en él han participado otros profesores, estudiantes y graduados, según Decker, este tipo de investigaciones debe realizarse durante un período prolongado para poder tener resultados certeros. “Los resultados no se obtienen de inmediato. Es necesario monitorear durante todo un ciclo anual, ya que cada estación modifica la disponibilidad de recursos y el comportamiento de la fauna. Por eso comparamos los datos año con año para entender mejor la dinámica ecológica del campus”, cuenta.

Actualmente, el proyecto dispone de 16 cámaras trampa distribuidas en la reserva forestal, en los sistemas silvopastoriles y en los sistemas agroforestales de cacao y café ubicados en una de las fincas académicas de la propiedad. Estos dispositivos, equipados con sensores de movimiento y de visión infrarroja, permiten registrar la presencia y la actividad de la fauna silvestre de manera no invasiva y continua. Gracias a esta tecnología, se ha documentado la presencia de diversas especies de mamíferos medianos y grandes, incluyendo felinos silvestres como el jaguar (Panthera onca) y el puma (Puma concolor), así como tres especies de primates: el mono aullador (Alouatta palliata), el mono araña (Ateles geoffroyi) y el mono cariblanco (Cebus capucinus), entre muchas otras especies de importancia ecológica para la región Caribe costarricense.

 

Además, en el monitoreo realizado en potreros de la propiedad, se están evaluando las ‘cercas vivas’, árboles plantados como delimitación natural que además funcionan como corredores biológicos, conectando diferentes parches de bosque y permitiendo el libre tránsito de animales. El equipo de trabajo se encarga de revisar miles de fotos que procesa cada cámara diariamente para poder analizar comportamientos, estudiar los hábitats y entender cómo se mueve cada especie dentro del Campus.

Banano y biodiversidad: un equilibrio posible

 

Rodeada por el bosque tropical se encuentra la Operación Comercial de Banano de nuestra Universidad. En el bloque cuatro de la Operación, otro proyecto complementa el esfuerzo de estudiantes y facultad: se trata de una alianza entre EARTH, World Wildlife Fund (WWF) y la empresa EDEKA, enfocada en implementar prácticas agrícolas más sostenibles y regenerativas en las 95 hectáreas de la zona.

 

Según Adrián Jiménez, Gerente de Cultivos Comerciales, el objetivo es reducir la carga química, proteger la biodiversidad y medir la fijación de carbono en el suelo como parte de una solución para hacer frente al cambio climático. “El cultivo, junto con las coberturas de suelo y canales, también puede ser un gran fijador de CO, —explica— “lo que antes pensábamos que solo ocurría en bosques o montañas, también sucede aquí, en sistemas agrícolas bien manejados”.

 

WWF contrató un grupo de expertos en aves, anfibios, mamíferos, peces y plantas para realizar un inventario detallado de especies en las áreas circundantes a la plantación. Ese registro, que funciona como una línea base, servirá para comparar resultados en los próximos años y medir si las prácticas implementadas realmente favorecen a la biodiversidad. Los hallazgos ya han sorprendido a los investigadores. Dos especies de rana, nunca antes vistas cerca de una plantación agrícola, fueron encontradas dentro del área de banano. “Los biólogos llaman a esto especies indicadoras. Son organismos muy sensibles a los cambios del ambiente. Que estén aquí nos dice que el ecosistema está sano y que las prácticas están funcionando”, explica Jiménez.


WWF contrató un grupo de expertos en aves, anfibios, mamíferos, peces y plantas para realizar un inventario detallado de especies en las áreas circundantes a la plantación. Ese registro, que funciona como una línea base, servirá para comparar resultados en los próximos años y medir si las prácticas implementadas realmente favorecen a la biodiversidad. Los hallazgos ya han sorprendido a los investigadores. Dos especies de rana, nunca antes vistas cerca de una plantación agrícola, fueron encontradas dentro del área de banano. “Los biólogos llaman a esto especies indicadoras. Son organismos muy sensibles a los cambios del ambiente. Que estén aquí nos dice que el ecosistema está sano y que las prácticas están funcionando”, explica Jiménez.

 

Como parte de esta investigación, haciendo un monitoreo exhaustivo y minucioso, se encontraron 130 especies de aves, 138 tipos de peces, 19 especies de anfibios y 23 de mamíferos medianos y grandes.

 

Con los resultados que ambas investigaciones han tenido hasta el momento, podemos tener la certeza de que la Universidad no es solo un centro de enseñanza, sino también un refugio para la vida silvestre, un espacio que respeta el entorno y que lo protege. En EARTH, escuchamos el lenguaje de los árboles, de las ranas, de los felinos, todo para poder entender qué es lo que los ecosistemas necesitan para estar mejor.

Durante sus estudios y después de graduarse de EARTH en 2014, Sam Hansen (Estados Unidos) llevó los conocimientos adquiridos en la Universidad a distintas partes del mundo. Tras trabajar en una finca de vegetales en Jamaica y en un huerto frutal en California, Sam regresó a Costa Rica y fundó un negocio de kombucha. Luego de desarrollar exitosamente este proyecto y de vender la empresa, se unió a Rancho Mastatal, un centro de educación para la sostenibilidad ubicado en Puriscal, Costa Rica. Ahí, Sam desempeña múltiples roles: desde la gestión de sistemas agroforestales y fermentación, hasta la enseñanza de cursos sobre permacultura y construcción natural. En general, su trabajo se centra en el desarrollo sostenible de comunidades, guiado por los principios éticos de la permacultura: cuidado de la Tierra, cuidado de las personas y repartición justa de los recursos.

 

Más que un centro educativo y de retiro, Rancho Mastatal es una comunidad enraizada en la sostenibilidad ambiental, en medios de vida significativos y vinculados al territorio, y en relaciones basadas en el cuidado mutuo. Su objetivo es fortalecer la comunidad y la economía local. Sam reflexiona que uno de los aspectos más valiosos de su formación en EARTH fue el enfoque en el desarrollo comunitario sostenible, algo que continúa aplicando en su trabajo.

Antes de aplicar a EARTH, Sam —quien creció en Costa Rica— comenzó a estudiar Física y Ciencias Ambientales en una universidad de Estados Unidos. Sin embargo, ante la incertidumbre sobre cómo podría aplicar su título al graduarse, decidió buscar una carrera profesional que se sintiera más significativa y práctica. Así fue como regresó a Latinoamérica, y un amigo le habló de EARTH. Aunque creció rodeado de agricultura, Sam no había considerado que las Ciencias Agrícolas pudieran formar parte de su camino.

 

Al llegar a EARTH, sintió un propósito claro y rápidamente encontró valor en el carácter práctico de la educación: participó en trabajos de campo y proyectos comunitarios que, según comparte, “sentaron las bases para una buena ética laboral y un conocimiento técnico sólido”. También se asombró con la calidad de sus profesores y sus pasiones. “Me permitió tomar fragmentos de la experiencia de cada uno y convertirlos en una formación súper multidisciplinaria en agronomía”, cuenta.

Sam describe los laboratorios y fincas del Campus Guácimo como un “parque de diversiones” donde pudo explorar con curiosidad y aprender tanto como fuera posible. En particular, disfrutaba de la finca orgánica, donde aprendió sobre el sistema de cultivo mandala, que hoy en día sigue siendo una parte importante de su trabajo. En las clases de diseño en permacultura que dirige, utiliza este sistema para enseñar cómo organizar una finca y para enfatizar que la agricultura consiste en seguir los ciclos de la naturaleza. “Es esencial para la humanidad entender que dependemos de los agricultores para vivir”, reflexiona.

 

Trabajar en Rancho Mastatal le permite a Sam poner en práctica todo lo aprendido en EARTH, no solo al compartir su conocimiento técnico, sino también en la manera en que aborda el desarrollo comunitario. Él y el equipo del proyecto se enfocan en el crecimiento de la comunidad local y en apoyar a sus vecinos. Aplican el principio ético de Reparto Justo al hacer que sus cursos sean más accesibles para que sus inversiones se mantengan lo más localizadas posible. El año pasado, el 65% de los gastos de la organización se destinó directamente a la comunidad en donde viven. Así como EARTH le enseñó a vivir en armonía con sus vecinos, Sam continúa viendo la agricultura como un esfuerzo colectivo.

 

Desde la enseñanza de cursos hasta el apoyo a su comunidad local, Sam puede ver el efecto multiplicador de su trabajo, y siempre busca formas de generar un impacto mayor. Recientemente ha estado investigando cómo obtener fondos para la regeneración ecológica. Piensa en grande: cómo producir y ofrecer alimentos nutritivos y de alta calidad de forma sostenible, incorporando técnicas de restauración de suelos y ecosistemas. Busca darle valor a las tierras degradadas por la acción humana y aprovechar su potencial para proyectos regenerativos. Su esperanza es que esto genere un efecto dominó, creando un impacto positivo tanto para las personas como para el planeta.

Concurso interno y externo

Responsabilidades

  • Realizar labores de limpieza, aseo y desinfección en las áreas de producción y servicio.
  • Mantener la higiene y el orden de la cocina, para garantizar la seguridad alimentaria.
  • Aplicar estrictamente los protocolos de higiene y desinfección establecidos.
  • Recolectar, clasificar y disponer los residuos sólidos generados.
  • Apoyar el proceso de producción de alimentos y bebidas.
  • Realizar el traslado y recepción de la mercadería, insumos y productos entre el almacén y la cocina.
  • Apoyar las actividades internas y los eventos institucionales.
  • Realizar otras funciones operativas afines al puesto.

Requisitos

  • Al menos primaria completa.
  • De 1 a 12 meses de experiencia laboral en labores similares.
  • Carnet de manipulación de alimentos al día (deseable).
  • Disponibilidad para trabajar en horarios rotativos.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Auxiliar de Cocina, Guácimo.

Responsabilidades

  • Planificar, dirigir y supervisar el proceso de producción y servicio de alimentos, cumpliendo los estándares de calidad establecidos.
  • Garantizar la calidad, el cumplimiento de la normativa sanitaria y la eficiencia de costos.
  • Velar por el buen funcionamiento y el mantenimiento de los equipos de cocina.
  • Garantizar que todas las operaciones de la cocina cumplan con la normativa sanitaria vigente en materia de manipulación de alimentos.
  • Realizar la gestión de inventarios y manejo adecuado de alimentos, materias primas e insumos.
  • Gestionar el personal de cocina y servicio.
  • Realizar otras funciones administrativas y operativas afines al puesto.

Requisitos

  • Bachillerato o Licenciatura en gastronomía o cocina.
  • De 3 a 6 años de experiencia en cocinas de alto volumen.
  • Experiencia en manejo de personal de cocina y servicio.
  • Excelentes habilidades de planificación, priorización y organización.
  • Conocimiento en atención de logística de eventos y confección de menús.
  • Dominio alto de Microsoft Word, Excel, PowerPoint y Outlook.
  • Carnet de manipulación de alimentos vigente.
  • Inglés intermedio.
  • Licencia conducir B1.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Jefe de Producción, Guácimo

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