La primera vez que Gastón Miyashiro (Promoción 2007, Argentina) puso un pie en EARTH, no fue en su primer día como estudiante, sino durante una capacitación de una semana sobre microorganismos. En ese momento, Gastón estudiaba Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires y trabajaba con Microorganismos Eficaces, una tecnología japonesa que genera efectos sinérgicos al combinar microbiomas beneficiosos que existen en la naturaleza. Durante la capacitación, Gastón conoció el plan de estudios de EARTH, y se sintió especialmente interesado en los proyectos emprendedores que formaban parte del Programa Académico. También le impresionó la vida estudiantil y el ambiente de comunidad que vivió de primera mano en el Campus Guácimo. Fue así como vio que estudiar en EARTH le permitiría combinar sus conocimientos en administración y microorganismos de una manera práctica. Ser parte de nuestra Universidad le permitió hacerlo tal cual y como lo visualizó en aquel entonces, y hasta hoy sigue incorporando los aprendizajes adquiridos en proyectos empresariales dentro y fuera del sector agrícola.

Después de graduarse, Gastón trabajó durante 10 años en el Ministerio de Agricultura de Argentina. Desde allí, participó en proyectos de desarrollo rural en distintas provincias argentinas, financiados por diversos organismos internacionales, incluido el Banco Mundial. Primero trabajó en la formulación de proyectos y, más tarde, en la gestión, donde interactuaba con comunidades beneficiadas y observaba de cerca cómo las inversiones transformaban sus vidas. Los resultados de estos proyectos incluyeron la construcción de canales en zonas áridas, la creación de infraestructura de electrificación rural y la capacitación en desarrollo productivo para agricultores. Gastón se involucró especialmente en los proyectos de desarrollo productivo, trabajando directamente con productores a través de capacitaciones y fortalecimiento de habilidades. Haciendo trabajo de campo, pudo ver cómo la implementación de estos proyectos cambiaba la vida de las personas: las mejoras en infraestructura y capacidades permitieron a los productores bombear agua y conservar sus productos en sistemas de refrigeración. Al igual que en la educación comunitaria que recibió en EARTH, ver los resultados concretos de su trabajo en la vida cotidiana de las comunidades rurales reforzó su motivación por seguir trabajando en cooperación internacional.

 

Actualmente, Gastón trabaja en la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en Argentina, una organización que promueve la creación de lazos de confianza en todo el mundo para abordar problemas complejos para el desarrollo. En su rol en JICA, continúa gestionando proyectos que integran diversas tecnologías y metodologías japonesas para mejorar la productividad y predecir fenómenos naturales en comunidades rurales, como las inundaciones. Trabaja junto al gobierno argentino y otros actores para identificar formas de generar mayor impacto con menos inversión. Aunque actualmente no se dedica directamente a la agricultura, Gastón sigue aplicando los conocimientos adquiridos en EARTH sobre desarrollo rural, acceso a mercados y relaciones centradas en los productores.

Gastón siempre se ha sentido motivado por generar impacto y empoderar a otras personas. Por eso valora la posibilidad de ver los resultados de su trabajo en una organización internacional basada en los principios de la cooperación japonesa. A futuro, espera fortalecer sus vínculos con otros foros internacionales y aplicar nuevas metodologías de cooperación triangular y circular. Gastón observa con orgullo el gran impacto que sus compañeros de EARTH están generando en el mundo y se siente inspirado de formar parte de esa comunidad de graduados. “Fue una experiencia fascinante”, recuerda sobre su tiempo en EARTH. Gastón afirma que el principio de “aprender haciendo” sigue guiando su trabajo y le permite generar un impacto positivo en su comunidad.

Posiblemente no había pasado ni una semana desde que llegó a EARTH por primera vez cuando Betania Taquiva Ramírez (Promoción 2016, Venezuela)  ya se había presentado con los 400 estudiantes, la facultad y todos los funcionarios del Campus Guácimo. “Yo andaba por ahí, diciéndole hola hasta a los pájaros, los monos y las vacas”, dice ella entre risas. Su entusiasmo era evidente: había logrado entrar a la Universidad de sus sueños después de tres años de intentos y de espera en el proceso de admisión. Desde los 10 años había estudiado en un colegio agropecuario y por eso tenía la convicción de que estudiar ciencias agrícolas era su camino para crecer como persona y como profesional. Su abuelo fue quien le enseñó sobre el valor de trabajar la tierra para poder obtener alimentos. Viéndolo a él, “su Nono”, cosechar cacao y café y ordeñar a las vacas de su finca, fue que ella decidió que quería ser agricultora.

Durante el tiempo que estuvo aplicando a EARTH, no se quedó con los brazos cruzados. Era una estudiante brillante y no quería parar de aprender. Como creció en una zona rural, su corazón estaba sembrado en el campo. Pensó que, entonces, podía estudiar medicina, pero no para estar en un hospital, sino para ser como una de esas médicas que recorren la ruralidad y lugares recónditos, para que todas las personas pudiesen tener acceso a la salud. Luego, una de las universidades públicas de Venezuela abrió la carrera de veterinaria por primera vez en su comunidad y Betania decidió que ese sería su destino: estudiar y trabajar por el mundo animal. Sin embargo, fue justo cuando comenzó a estudiar esa carrera cuando recibió una llamada de EARTH para comunicarle que, finalmente, había un lugar con su nombre en la Universidad, y que sería becada por Mastercard Foundation. 

Por eso, apenas puso sus pies en el Campus Guácimo, quiso abrazar al mundo entero, agradecer por cada experiencia y dar lo mejor de sí. En tercer año, cuando estaba por viajar a Guatemala para completar el curso de Pasantía, su padre, a quien consideraba su mejor amigo y un pilar en su vida, fue asesinado. Estaba abrumada y triste, pero recordó las palabras que le había dicho su papá un mes antes: “lo más importante es que te gradúes, que nada te detenga”. Betania se tomó esta frase como un mantra, o un mandato, y no se detuvo: hizo los exámenes, viajó a Guatemala y asumió, casi de inmediato, el lugar de su papá como el sostén económico de sus hermanas y su madre. Siente que logró esto gracias al apoyo del área de Asuntos Estudiantiles y al acompañamiento psicológico que le brindó la Universidad en aquel entonces.

Al graduarse, Betania consiguió rápidamente un trabajo en República Dominicana como gerente de producción en una finca exportadora de banano orgánico. En pocos meses, logró algo que había prometido desde niña: comprarle una casa a su mamá. “Ese era mi sueño desde siempre. Poder cumplirlo tan rápido fue una bendición. Todo se lo debo a la preparación y a las oportunidades que me dio EARTH y nunca me van a alcanzar las palabras para agradecer eso”.

 

Pero ese logro también la confrontó con un vacío. “Toda mi vida había sido estudiar, alcanzar metas, prepararme. Y cuando logré todo eso, me sentí perdida. No sabía cuál era mi siguiente sueño y me di cuenta de que no me había dado la oportunidad de vivir el duelo por mi papá”, confiesa.

Tiempo después, entró en un proceso depresivo y en un diagnóstico de su salud mental con el que ahora está aprendiendo a vivir de la mano de profesionales que la guían. “Siempre he sabido que soy intensa” cuenta riendo, “pero también sabía que no era normal el grado de euforia y felicidad con el que yo iba por la vida; cuando me tocó sentir la tristeza, la pude sentir igual de fuerte y me di cuenta de que es necesario transitar los duelos, vivir las cosas aunque lastimen y no tener miedo a ser vulnerable”.

Poco a poco, Betania ha encontrado espacios y personas para reconstruir su camino, siempre desde la ternura y la alegría. Aunque siente que quiere hacer mucho más para que su impacto como líder de cambio se expanda, sabe que ha comenzado por su núcleo: ha dado un apoyo fundamental a su familia después de una pérdida dolorosa y bajo un contexto sociopolítico inestable en su país de origen. Sabe, hoy más que nunca, que su vida está en el campo, que ahora que comienza a emprender en un negocio propio, puede sentir la dicha de ver cómo sus cultivos comienzan a crecer y a dar fruto, luego de que ella se esforzó por preparar la tierra, por esparcir las semillas, por regar cada planta. Y sabe, principalmente, que la salud mental es esencial para que su impacto prevalezca y se extienda en República Dominicana, Venezuela y el resto del mundo.

Cawayne Bryan (Promoción 2019, Jamaica), quien fue parte del Programa de Becas de Mastercard Foundation, escuchó por primera vez sobre EARTH a través de una presentación a su programa en 4-H, una organización que brinda capacitación en agricultura y emprendimiento a jóvenes. En esa presentación, un representante de 4-H lo animó a postularse, pero en ese momento Cawayne decidió mantenerse enfocado en servir a su comunidad. Quería seguir trabajando en su localidad y permanecer cerca de su familia. Un año más tarde, Cawayne se reencontró con un amigo que acababa de terminar su primer año en EARTH. Al escucharlo describir la amplitud y profundidad de lo que estaba aprendiendo, la curiosidad de Cawayne se encendió. Pudo ver —y eventualmente experimentar— que el enfoque de EARTH incorporaba elementos prácticos y trabajo comunitario de una manera única.

 

Inspirado por su abuelo, Cawayne siempre soñó con trabajar en la agricultura. Imaginaba estudiar cerca de casa, en Jamaica, en donde pudiera apoyar directamente a su familia y comunidad. Lo que nunca anticipó fue que su camino lo llevaría a EARTH, un lugar donde el aprendizaje va más allá de las aulas y donde las conexiones se construyen de maneras diferentes a cualquier otro sitio. Descubrió herramientas para crecer como profesional, así como un espacio para crecer como persona, y comprendió que este camino lo estaba formando exactamente en quien debía convertirse.

En el 2020, Cawayne comenzó a trabajar en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Minería de Jamaica. Su rol se centraba principalmente en la protección de tierras agrícolas. Su formación en suelos y conservación de tierras en EARTH lo dotó del conocimiento necesario para hacer recomendaciones sobre el uso de suelos para la producción agrícola. Al compartir este conocimiento con los agricultores, Cawayne vio el impacto directo en la mejora de sus cultivos. Su educación en EARTH cobró vida al ayudar a los productores locales a desarrollar sus fincas y aumentar la producción. “Cuando compartes conocimientos con los agricultores y ven que funciona, quieren volver para aprender más”, señala Cawayne.

Después de trabajar en el Ministerio durante cuatro años, Cawayne decidió profundizar la base en ciencias agrícolas que desarrolló en EARTH cursando una maestría. Actualmente está a mitad de su programa en Ciencias del Suelo en la Universidad Estatal de Washington, en Estados Unidos. Espera regresar con más experiencia en suelos para servir al Ministerio de Agricultura en una posición de mayor rango. En el futuro también aspira a dirigir su propio negocio: un espacio donde pueda tener la relación directa con los agricultores que tanto valora y donde ve potencial para crear impacto a través de sistemas de acuaponía e hidroponía para la producción agrícola.

Cawayne describe su paso por EARTH como una experiencia transformadora que no habría sido posible sin el apoyo de  Mastercard Foundation. Atribuye al Programa de Becas el haberle dado las herramientas para amplificar el impacto de su trabajo y el servicio a su comunidad. Gracias al programa, Cawayne ha llegado a lugares que nunca soñó conocer y ha formado conexiones entre culturas y perspectivas diversas. Estas relaciones y habilidades interpersonales le han permitido transformar su carrera en algo que impacta directamente en los medios de vida de los agricultores en su país. “Ni siquiera tengo palabras para expresar mi gratitud”, comparte finalmente con una sonrisa.

Malachi Troy Symonds, de la isla de Bermudas, no es alguien que se aleje de los retos. Este graduado de EARTH de la Promoción 2019, reconocido localmente por sus conocimientos en agronomía y jardinería, trabaja con empeño para desarrollar la capacidad agrícola de su país de manera sostenible y con consciencia ambiental.

 

El Garden Club de Bermudas fue la primera organización en ver el potencial de Malachi, y le otorgaron una beca para estudiar en EARTH. Tras graduarse, Malachi regresó a su país y empezó a trabajar en un vivero de plantas. Estaba ansioso por aplicar las destrezas y conocimientos adquiridos en la Universidad, por lo que pronto dejó ese empleo para iniciar su propia empresa. “Un día mi hermana menor me dijo: ‘Eres un simple agricultor’, y pensé: ese será el nombre de mi nueva organización”.

 

Just A Farmer comenzó como una parcela de media hectárea para la producción de hortalizas, más parecida a una huerta de mercado. Como Malachi estaba enfocado en que la finca fuera sostenible, su equipo comenzó a implementar prácticas de ciclo cerrado, como el uso de gallinas como fuente de fertilizante. Además de producir huevos, las gallinas, que se alimentaban de residuos vegetales, aportaban el estiércol necesario para enriquecer el suelo de los cultivos. Luego empezó a elaborar fertilizante con un biodigestor. “Aprendí sobre los biodigestores mientras estaba en EARTH. Siempre me enfoqué en prácticas que pudiera llevar a casa. El biodigestor fue una de ellas”.

 

Al reutilizar y reciclar insumos como agua, nutrientes y materia orgánica dentro del sistema, productores como Malachi y su equipo logran aprovechar al máximo los recursos, y con ello disminuir la dependencia en insumos externos, reducir costos y promover suelos y ecosistemas más saludables. En Bermudas, un lugar en donde mucha gente depende de productos importados y de alto costo, incluidos los alimentos, estas prácticas pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

“Queríamos promover la idea de que Bermudas puede producir más de su propio alimento”, explica Malachi. “Somos una pequeña nación insular que importa entre el 85% y el 90% de lo que comemos. Dependemos de los bienes importados para sobrevivir. Con un sector agrícola casi inexistente, promover la agricultura sostenible es clave para el futuro de la seguridad alimentaria y energética de Bermudas”.

 

Malachi y su equipo, que en algún momento incluyó a dos graduados de EARTH, han enfrentado obstáculos en el camino. En cierto momento tuvieron que cerrar la operación de gallinas ponedoras. Además, él siente que los agricultores locales necesitan mucho más apoyo para encontrar tierras y enfrentar el alto costo de los insumos; pero continúa con una determinación firme: imparte cursos sobre los beneficios de la agricultura orgánica, ayuda a las personas con sus huertos familiares y ha logrado producir e injertar árboles frutales de manera sostenible. En su propiedad también ha comenzado a trabajar con plántulas orgánicas y tiene un huerto exitoso con más de 1,000 árboles. Just A Farmer sigue ofreciendo alimentos nutritivos a la comunidad.

 

El esfuerzo está dando frutos: Malachi ha sido reconocido por su dedicación y su enfoque agrícola en distintos artículos de la prensa local. En el 2023, formó parte de un equipo de seis delegados juveniles de Bermudas que asistieron a la COP28 (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en Dubái. El grupo fue la primera delegación juvenil de la isla en participar en una conferencia de la COP. Malachi recuerda el evento con entusiasmo: “Conocí a personas que se llamaban a sí mismas activistas, y pensé: ‘Supongo que yo también soy un activista’. Eran personas sencillas, humildes, que trabajaban por cambios en sus comunidades alrededor del mundo. Me inspiraron”.

EARTH ha dejado huella en la forma en que Malachi encara su trabajo y su vida. “Creo que lo que más resalta para mí es la disciplina. Teníamos que levantarnos temprano y salir al campo. Nos impulsaban a cumplir con las tareas, a destacar en las clases. Todo eso me motivó a tener éxito. EARTH me dio la motivación para simplemente hacer que las cosas sucedan, para usar lo que tenemos y encontrar soluciones. Aprendí a gestionar un negocio, desde las finanzas hasta el costo de producción y la maximización de los rendimientos. Estoy aplicando todo esto en mi finca. EARTH no solo me dio las herramientas técnicas que necesito. También gané mucho al interactuar con personas de todo el mundo. Siento que tengo muchos colegas—mis excompañeros de clase—que pueden ayudarme”.

 

De muchas formas creativas, Malachi está dejando huella en la promoción de la agricultura sostenible en Bermudas. Él es “un simple agricultor” que está haciendo una gran diferencia.

EARTH Futures, Trudi’s y CARE Guatemala, se unieron con la convicción de que invertir en las mujeres es clave para construir un futuro más sostenible y equitativo para las comunidades rurales. Bajo esta premisa, diseñaron Alianzas para el Éxito, un proyecto en las comunidades de Santa Marta y Luzón, en Matina, Costa Rica, que arrancó en agosto del 2025, y que tiene un propósito claro: empoderar a mujeres y jóvenes rurales para que tengan acceso a conocimientos, recursos y redes de apoyo que les permitan transformar su realidad, fortalecer la seguridad alimentaria, impulsar la economía local y liderar el futuro de sus comunidades.

 

Los equipos de CARE y de EARTH Futures, el centro global de soluciones de la Universidad EARTH, se han encargado de diseñar módulos de capacitación, diagnosticar las necesidades de las comunidades y poner en marcha los talleres que buscan hacer frente a los principales retos que enfrentan: oportunidades económicas limitadas, falta de habilidades empresariales, consumo de alimentos no saludables, desigualdad de género, acceso desigual a servicios esenciales e impacto del cambio climático en la producción de sus alimentos.

Más de 150 mujeres están inscritas en Alianzas para el Éxito, y, durante 10 meses, participarán en talleres y capacitaciones creados bajo el modelo de “aprender haciendo”, lo que permitirá adquirir conocimientos y habilidades de forma práctica y didáctica. Estos espacios de formación se enfocan en tres áreas de impacto:

 

  1. Igualdad de género: Las personas participantes aprenderán cuáles son sus derechos, cuáles instituciones velan por que esos derechos se cumplan y cómo pueden mejorar su vida con herramientas de comunicación asertiva, autoestima y liderazgo.
  2. Seguridad alimentaria: Las capacitaciones se basan en la producción agrícola sostenible, con el establecimiento de huertos comunitarios y familiares y el suministro de insumos agrícolas. Las participantes aprenderán sobre la importancia de conocer el origen de los alimentos, los valores nutricionales y el balance alimenticio para mejorar la salud.
  3. Gestión empresarial y financiera: Incluye guías para el diseño de planes de negocio, creación de microempresas y acceso a mercados. Además, algunas participantes seleccionadas por su compromiso con el proyecto, recibirán capital semilla para impulsar o crear un nuevo emprendimiento.

 

“El trabajo con las mujeres jefas de hogar de Santa Marta y Luzón marca la necesidad que tienen estas comunidades de capacitación un enfoque en bienestar familiar, pues cuando la jefa de hogar está bien, la familia prospera. Tras impartir uno de los talleres sobre empoderamiento y autoestima, varias participantes confirmaron la relevancia del proyecto. Expresaron que estos encuentros les brindan la seguridad y el valor necesarios para afrontar la vida y los desafíos que se les presentan. Es notorio cómo las mujeres están superando barreras. Se observa una disminución significativa en el miedo a expresarse, a participar y a opinar sobre las situaciones que las afectan. Esto hace aún más evidente la importancia de estas capacitaciones y la trascendencia del proyecto en su conjunto”, cuenta Pedro Chinchilla, Coordinador de Proyectos de EARTH Futures.

Otro punto importante dentro de Alianzas para el Éxito es impulsar las conexiones estratégicas con entidades gubernamentales, ministerios y actores locales para ampliar el acceso a servicios y promover campañas de comunicación sobre los derechos de las mujeres. El fin es que las participantes sepan cómo funcionan estas instituciones, cómo pueden solicitar apoyo y cómo se puede establecer una alianza que beneficie a toda la comunidad. Esta es una base fundamental para incentivar la creación de una nueva generación de líderes comunitarias que trabajen con objetivos individuales y comunes.

“Estos talleres nos capacitan, nos ayudan a empoderarnos y a vernos a nosotras mismas como mujeres capaces. Empoderamiento para mí es sentirme segura, hermosa, sin temor, con la certeza de que puedo alcanzar todos mis objetivos. Aquí también encuentro la posibilidad de expandir mi negocio, apoyarme en otras mujeres y crecer juntas,” cuenta Sulki García Alfaro, una de las participantes.  

 

En EARTH, destacamos la importancia de contar con aliados como CARE y Trudi’s para crear proyectos que se convierten en semillas de cambio. Nuestra meta es que este modelo crezca y se replique, llegando a miles de mujeres rurales que, con su liderazgo y determinación, siembran las bases de un futuro más justo, equitativo y sostenible.

Susan Yar Deng (Promoción 2028) es de Sudán del Sur, pero nació en Kakuma, un campo de refugiados en Kenia en el que viven miles de personas de distintas nacionalidades y en donde las necesidades son palpables y cotidianas. “Todo el mundo sabe que vivir en un campo de refugiados nunca es fácil”, dice Susan, y a pesar de la certeza con la que habla del lugar al que llama su hogar, también es firme al contar sobre las ideas que han surgido cuando la creatividad se convierte en una forma de resistir frente a la falta de acceso a alimentos, servicios básicos y oportunidades.  

 

Antes de ser aceptada en EARTH a través del Programa de Becas de Mastercard Foundation, Susan pasó un largo tiempo aplicando a universidades. Como es una persona activa, no se conformó con esperar respuestas y quiso hacer más mientras alguna puerta se abría. En Kenia, las personas refugiadas no tienen permiso de trabajar, así que decidió ser voluntaria en todo lo que pudiese. Primero dio clases de química y matemáticas en una escuela local. Mientras ella le enseñaba a los jóvenes sobre álgebra y la tabla periódica, ellos le contaban sobre los problemas con los que se enfrentaban todos los días. Esto le dio un acercamiento a la realidad de otros jóvenes que, lejos de hundirla, la motivó a trabajar todavía más por hacer que Kakuma sea un mejor lugar.

Más adelante, en el 2023, la comunidad – que suele ser afectada por grandes sequías como consecuencia del cambio climático – fue arrasada por lluvias e inundaciones que afectaron a miles de personas. Inspirada por su experiencia en el club de la Cruz Roja en la secundaria, Susan contactó a la organización para formar otros clubes en ocho escuelas, movilizar a estudiantes y recaudar fondos para apoyar a los afectados. Su compromiso llamó la atención y pronto fue recomendada para una capacitación en reciclaje de plásticos y diseño digital en Mombasa, en la costa keniata.

 

En Mombasa Susan aprendió a clasificar, limpiar, triturar, fundir y moldear residuos plásticos, e incluso a transformarlos en filamentos para impresoras 3D. Con el conocimiento adquirido, regresó a Kakuma con una máquina de reciclaje y un sueño claro: crear productos útiles para los agricultores, a partir de lo que otros consideran basura y entrenar a cientos de jóvenes en la recolección, clasificación y reutilización de plásticos para abrir nuevas oportunidades. Como estudiante en EARTH, tomó eso como referencia para crear ReGen Agriplast, una idea de negocio que busca transformar los residuos plásticos en bandejas para almácigos, una solución que puede mejorar la producción agrícola en un contexto marcado por sequías y escasez de alimentos.

“Tener residuos plásticos por todas partes degrada el ambiente, daña el suelo, contamina el agua y puede causar enfermedades como cólera o malaria. En Kakuma la gente se enferma y muchas veces no hay medicinas. Reciclar no solo limpia el entorno, también ayuda a los agricultores a proteger sus cultivos en medio de sequías o lluvias extremas, esta es sin duda una forma de hacer frente al cambio climático y a las consecuencias que trae para comunidades como Kakuma”, cuenta.

 

Actualmente, ReGen Agriplast forma parte del Scholars Entrepreneurship Fund (SEF), una iniciativa para que los estudiantes que forman parte del Programa de Becas de Mastercard Foundation en EARTH puedan hacer realidad sus proyectos empresariales e implementarlos en sus países de origen. Gracias a este incentivo, Susan está comenzando a investigar y a generar prototipos para perfeccionar el diseño de su producto.

El paso de Susan por EARTH ha reforzado su visión: “Aquí nos forman para ser líderes y agentes de cambio. No se trata solo de aprender para uno mismo, sino de cómo usamos ese conocimiento para transformar comunidades. Me inspira mucho que la sostenibilidad sea parte de todo lo que hacemos, porque eso es lo que realmente necesitamos en el mundo”.

 

Al preguntarle dónde se ve en diez años, responde sin titubeos que se ve progresando, aprendiendo cosas nuevas y cambiando la vida de muchas personas, no solo en el campo de refugiados, sino también más allá. “Este proyecto no es solo mío, es una herramienta para que otros puedan construir un futuro mejor”.

A pesar de que Karina Garcés-Mirza (Promoción 2002, Ecuador) creció en medio de las montañas en la Sierra Andina de su país, desde hace casi dos décadas reside en Glasgow, la ciudad más grande de Escocia, y es el lugar al que llama su casa. Karina fue una joven inquieta; se formó en EARTH como ingeniera agrónoma y, siendo estudiante, conoció muchas de las comunidades aledañas al Campus Guácimo en donde entabló conexiones genuinas y humanas con sus habitantes. En tercer año, le dio media vuelta al mundo para realizar su pasantía en la Universidad Americana de Beirut, Líbano. Tenía menos de 20 años y su mente ya se había llenado de mundo. El acercamiento a otras realidades la hizo indagar en una vocación que todavía mantiene: cuidar la vida en todas las formas posibles.

 

Al graduarse, fue seleccionada para participar en el Congreso Mundial de la Juventud en Marruecos. Aquella experiencia fue reveladora. Durante varias semanas, Karina convivió con jóvenes de todo el mundo que buscaban lo mismo: ser agentes de cambio. Discutían, sí, pero también se trabajaban haciendo trabajo comunitario. “Ahí entendí que esto podía ser una profesión, que había espacio para construir un futuro alrededor de la sostenibilidad”, recuerda.

 

Al regresar a Ecuador, Karina puso en marcha lo aprendido: impulsó proyectos comunitarios, lideró un programa de manejo de residuos, trabajó con niños en escuelas rurales y diseñó una finca agroeducativa llamada Tierra Viva. Y las puertas seguían abriéndose, fue invitada nuevamente al Congreso Mundial de la Juventud, esta vez en Escocia, y allí conoció la Universidad de Stirling, una de las pocas que ofrecía una maestría en Desarrollo Sostenible.

Fue así como Glasgow se convirtió en su hogar. Estando ahí, Karina construyó una familia y una carrera profesional al servicio del sector público. Desde el gobierno británico ha trabajado en múltiples proyectos de regeneración urbana, áreas verdes e infraestructura sostenible, siempre con la misma visión que nació en su niñez, cuando soñaba con dedicar su vida al entendimiento y la protección de la naturaleza.

 

Su primer gran reto fue el Step Up Project, un programa en alianza con ciudades de la Unión Europea que dio vida al Sustainable Energy Action Plan (SEAP), la ruta energética de Glasgow para el período 2014–2025. “Ese plan fue clave porque no se trataba solo de hablar de energía, electricidad o gas, sino de incorporar el elemento sostenible: ¿de dónde provienen nuestras fuentes?, ¿qué pasa con los gases de efecto invernadero?, ¿cómo reciclamos energía? Fue bajar de la visión global a un plan concreto, con metas, plazos y sectores definidos”, explica.

 

Esa experiencia cimentó la base para el trabajo que hoy lidera: Avenues Programme, un proyecto que busca transformar el centro de Glasgow en una ciudad más verde, accesible y resiliente. Karina está a cargo de cinco avenidas históricas en donde se están incorporando jardines de agua, corredores verdes, ciclovías segregadas y amplias zonas peatonales. La infraestructura victoriana de drenaje ya no responde a las necesidades actuales, y los nuevos sistemas funcionan como reservorios que capturan, filtran y almacenan el agua de lluvia para evitar inundaciones, a la vez que alimentan árboles y áreas verdes.

Este rediseño del espacio urbano se está haciendo con participación comunitaria y con un componente cultural que permite una transición inclusiva y participativa entre los habitantes y el espacio. “A veces la gente piensa que entre más carriles para los autos, más desarrollado es un lugar, pero tener una ciudad verde con espacio para peatones, ciclistas y personas con capacidades diversas también es desarrollo y una forma de adaptarnos y mitigar el cambio climático”.

 

El Avenues Programme no solo cambiará el rostro de la ciudad, sino que sentará las bases de cómo las urbes pueden prepararse frente al cambio climático. Para Karina, es también un legado. “Tal vez no volvamos a tener una inversión de este nivel en décadas. Es un privilegio estar aquí y ahora, ayudando a preparar la ciudad para el futuro”.

 

Para ella, este proyecto ha sido también un ejercicio de humildad en el que aprende de otros profesionales: diseñadores urbanos, ingenieros cíviles, arquitectos. El trabajo multidisciplinario le ha abierto su visión del mundo, como le pasó cuando tenía 18 años y la vida la llevó de un lugar a otro para aprender, crecer y alcanzar su máximo potencial.

 

Aunque su paisaje cotidiano cambió de las montañas andinas de Ecuador a los edificios victorianos de Escocia, su interés por el desarrollo sostenible se mantiene inquebrantable. Karina cuida la vida, sea donde sea que esté, con pasión y empeño.

Abigael Simaloi Pertet (Promoción 2016, Kenia), quien fue parte del Programa de Becas de Mastercard Foundation en EARTH, aprendió sobre la Universidad a través del Maasai Girls Education Fund, una organización que tiene como fin apoyar la educación y el empoderamiento de las niñas, y que patrocinó su formación educativa primaria y secundaria. En 2012, una graduada de EARTH dio una presentación sobre su experiencia, y en ese momento, Abigael se enamoró de lo que representaba la Institución.

 

Durante su paso por EARTH, Abigael aprendió sobre la importancia de retribuir a la comunidad. Sentía un llamado a hacer la diferencia, pero se preguntaba cómo podía hacerlo de manera significativa. Cuanto más aprendía sobre el modelo educativo, más veía la conexión con sus propias pasiones y metas. Se identificaba con el compromiso de EARTH a través de la participación comunitaria y la conservación ambiental. Esto era exactamente lo que quería hacer.

Desde su graduación, Abigael ha trabajado para promover el empoderamiento comunitario a través de diversas organizaciones. Primero trabajó en The Maa Trust, una organización que empodera a las comunidades mediante la conservación de la vida silvestre. Luego, usando como motivación su experiencia personal, regresó a Maasai Girls Education Fund para trabajar con niñas de su comunidad.

 

Actualmente trabaja para Mara Elephant Project, en donde realiza investigaciones enfocadas en reducir los conflictos entre las personas y la vida silvestre. La misión del proyecto es proteger a los elefantes y sus hábitats en el Gran Ecosistema Mara. En su rol, Abigael ayuda a los agricultores a ser económicamente resilientes mientras implementan prácticas que protegen la vida silvestre. Por ejemplo, les brinda herramientas para cultivar productos que no son consumidos por otras especies.

Abigael atribuye su conocimiento agrícola, su pasión por encontrar soluciones innovadoras a los desafíos y sus habilidades de investigación a su tiempo en EARTH. En su trabajo actual mezcla la seguridad alimentaria, la investigación y la conservación. También está realizando una Maestría en la Universidad de Edimburgo, en donde desarrolla una disertación sobre la selección de cultivos para reducir los conflictos con la vida silvestre. Le gustaría continuar trabajando en estas áreas y crear una organización que mejore los medios de vida de las mujeres en su país. Por ejemplo, Abigael ve los huertos familiares como un área con alto potencial de impacto, ya que éstos permiten que las mujeres contribuyan a la seguridad alimentaria en sus comunidades. Al empoderar a las mujeres para construir estos huertos (áreas donde se cultivan verduras, frutas o hierbas para uso doméstico) podrían tener mejor acceso a alimentos nutritivos y un mayor entendimiento de su producción. Abigael siempre ha sido apasionada por el empoderamiento de las mujeres, y ahora, como madre, comprende aún más lo que se necesita para lograr obtener alimentos nutritivos.

El tiempo de Abigael en EARTH le brindó habilidades técnicas y personales que le permitieron retribuir a su comunidad a través de su carrera. Durante sus cuatro años en la Universidad, se involucró en espacios dentro y fuera del Campus Guácimo. Desde su primer año, ella y su doña (compañera de cuarto) realizaron trabajo voluntario en comunidades aledañas. También hacían voluntariado en un refugio juvenil y, durante los días feriados, acompañaban a otros estudiantes para ofrecer voluntariado y pasar tiempo de calidad con los miembros de las comunidades. EARTH fue el motor que la impulsó a conocer a las personas y lugares de manera más profunda y significativa.

Abigael dice que la multiculturalidad dentro del Campus fue una de las partes más impactantes de su experiencia como estudiante. “Pude sentarme con personas de diferentes culturas, con distintas formas de ver la vida, con diferentes experiencias que me ayudaron a entender mi propia existencia”, comenta. La unión que existe entre la comunidad EARTH le dio un sentido de pertenencia familiar. Abigael reflexiona que la humildad y la amabilidad entre estudiantes y profesores le hicieron sentir que todos eran iguales, a pesar de sus diferentes contextos. También aprendió a manejar una finca, liderar grupos de personas y trabajar directamente con comunidades. Por eso considera a EARTH como un lugar formativo que va más allá de la teoría y prepara a las personas con habilidades, motivaciones y el objetivo de retribuir a sus comunidades.

 

Abigael está muy agradecida por la oportunidad de estudiar en nuestra Universidad como: “Estoy agradecida con Mastercard Foundation por permitirme ser la persona que soy hoy y por cambiar no solo mi vida, sino la vida de mi familia y de las personas con las que trabajo”. Ella desea seguir utilizando su voz para que otros sepan que una inversión en la educación de alguien, como la que ella recibió, puede tener un efecto multiplicador para mejorar la vida de los demás.

Responsabilidades

  • Realizar diversas labores de campo como chapeas, paleas, construcción de cercas, elaboración de drenajes, podas, abonados, siembra y cosecha.
  • Ejecutar labores pecuarias como movilización y alimentación de los animales según las necesidades u horarios establecidos.
  • Llevar a cabo las prácticas sanitarias y medidas de seguridad establecidas.
  • Velar por el buen uso de las herramientas y equipos asignados.

Requisitos

  • Primaria aprobada.
  • Al menos 1 año de experiencia en labores similares.
  • Preferiblemente licencia B1.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Obrero Agropecuario, Guácimo.

Responsabilidades

  • Mantener limpios todos los espacios y estructuras de las áreas que le sean asignadas.
  • Reportar desperfectos o reparaciones necesarias para mantener en buen estado los espacios y activos institucionales.
  • Apoyar con montajes y desmontajes de equipos mobiliarios para actividades institucionales.
  • Realizar inventarios periódicos de bodegas de insumos de limpieza.
  • Realizar otras funciones afines al puesto.

Requisitos

  • Primaria completa.
  • Experiencia laboral, de 1 a 12 meses en labores similares.
  • Residir en Pocora o zonas aledañas.

Por favor, indicar en el asunto el nombre del puesto: Miscelánea(o), Guácimo.

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