“Nada me puede romper”

Archivado en: Historias EARTH
Fecha: 31 de Mayo de 2023

Una vez, en el 2013, Lian Biar Kuoirot Deng (Promoción 2025, Sudán del Sur) cruzó el río Nilo. Ese día, mucha gente lo cruzaba también. Se acercaban al río sin pensarlo, hundían los pies y continuaban, revoloteando con las manos dentro de un caudal denso, buscando con desesperación una orilla, un tronco, una embarcación; cualquier cosa que pudiese resultar más segura que lo que dejaban atrás: sus hogares desechos por el fuego en el pueblo llamado Bor, invadido por todas las caras de la guerra.

Lian lo vio con sus propios ojos. Primero corrió hacia los árboles y se escondió detrás de unos arbustos. Después escuchó los disparos y los gritos y vio a mucha gente inocente ser abatida por una Guerra Civil, difícil de entender en Sudán del Sur y en el resto del mundo. Luego, como tantos, corrió con sus piernas largas hacia el Nilo hasta que ella y su familia lograron subir a un pequeño bote y huir de aquella, su lugar, de su casa. A su alrededor, mucha gente buscaba una orilla, un tronco, algo que los pudiese sostener. Pero muchos no lo encontraban y sus manos se hundieron en las aguas profundas del Nilo Blanco.

Lo que Lian vivió ese día de diciembre, lo volvió a vivir en el 2016, cuando vivía en Juba, la capital de su país. Los enfrentamientos entre el gobierno y la oposición tomaron lugar cerca de ella y de otras jóvenes que tuvieron que huir del centro educativo en el que se esforzaban por estudiar y sobrevivir al mismo tiempo. Lian cuenta su historia partiendo de eso: de querer para las y los jóvenes de su país la libertad de escoger un camino sin tener que preocuparse – todos los días – por huir de las balas, de las bombas, del fuego. Sin preocuparse por sobrevivir. En ese entonces, se imaginaba un futuro cercano para sí misma en el que pudiese permitirse quedar absorta en operaciones matemáticas y términos científicos, sin estar alerta de los rugidos de la guerra.

Huyendo de un conflicto que comenzó en el 2011 y por el que se firmaron acuerdos de paz hasta febrero del 2020, Lian y su familia tuvieron que separarse para buscar refugio en países como Uganda y Kenia. Sin embargo, regresó a Sudán del Sur para terminar la escuela secundaria porque a pesar de la guerra, de los desplazamientos forzados, de toda la violencia vivida nunca dejó de estudiar. Ese era el verdadero tronco, el verdadero bote que la sostenía y la mantenía con vida para seguir adelante. El estudio se convirtió en su motor, en su lugar seguro, en su refugio.

Y Lian era – y sigue siendo – una estudiante ejemplar. En el colegio, ganó concursos de escritura y oratoria y obtuvo distintos puestos de liderazgo siendo muy joven. Además, desarrolló su interés por la agricultura siendo parte de un club en el que aprendió y, más adelante, enseñó a otros estudiantes sobre ciertos cultivos. La agricultura se convirtió en algo esencial.

“En mi país nadie se quiere dedicar a cultivar, mucha gente prefiere sentarse en una oficina y tener siempre la ropa limpia, pero ¿qué pasa si nadie se dedica a la agricultura? En Sudán del Sur tenemos altos niveles de malnutrición, la gente muere por hambre y es una urgencia que cambiemos la forma de pensar. Yo ahora me siento responsable de buscar soluciones y de convencer a más jóvenes sobre la importancia de la agricultura para los sistemas alimentarios”, cuenta Lian.

Lian escuchó sobre las oportunidades y las becas que ofrece Mastercard Foundation y fue así como llegó a EARTH. Comenzó con el proceso de admisión y fue aceptada para formar parte de la Promoción 2025, con una beca completa de Mastercard. Y este lugar era lo que necesitaba, era lo que se acoplaba a sus valores, a sus sueños y a su deseo de convertirse en una líder de cambio.

Recientemente fue elegida como la representante de los becados de Mastercard Foundation en nuestra Universidad y ha sido seleccionada como embajadora de la iniciativa NextGen Ag Impact Network, una red global de líderes que empoderan a la juventud en el mundo agrícola a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Está cursando el segundo año de carrera en EARTH y ya está llena de herramientas, conocimientos, ideas y acciones que pone en práctica constantemente. Lian no deja pasar ninguna oportunidad. Pone todo su empeño y dedicación en cada cosa que se propone, sin olvidar de donde viene.

“Después de todo lo que he vivido, estoy preparada para enfrentarme al mundo. Nada me puede romper, porque yo conozco la cara de la guerra. Haber vivido tanto me ha convertido en la mujer que soy hoy. Sé que siendo una chica sursudanesa, tengo que ser yo la que lucha por lo que quiere, porque nadie más lo va a hacer por mí. Y me gusta soñar en grande, quiero tener mi propia empresa, aprovechar todo el potencial de mi país que tiene un suelo fértil y gente trabajadora. Quiero que la gente pueda consumir productos cosechados en Sudán del Sur bajo prácticas agrícolas sostenibles, sabiendo que esos productos van a ser hasta más económicos porque ahora mismo, importamos muchos de los alimentos que comemos, aunque tengamos tierras para cultivar”.

Lian, admiramos tu fortaleza y tu valentía para contar tu historia. Confiamos en que personas como tú son las que el mundo necesita para ser un mejor lugar.