Menos basura, más vida

Archivado en: Historias EARTH
Fecha: 17 de Mayo de 2023

Cuando Legny Vivas (Promoción 2017, Ecuador) era una adolescente, entró en un dilema: no sabía si estudiar electricidad o contabilidad, pero comenzó a ver la pasión que su madre tenía por la agricultura, por encontrar pequeños espacios para sembrar en la casa familiar, en plena ciudad de Quito, en la rapidez y el ajetreo capitalino. Legny y su familia crearon un huerto urbano en el que cosechaban muchos de los alimentos que consumían diariamente. Tomates, lechugas, todo tipo de hortalizas. La pasión de su madre la contagió y así fue como el camino la llevó hasta EARTH para formarse como ingeniera agrónoma y para cuestionar y buscar una solución concreta a uno de los principales problemas de Quito y del mundo: el manejo de los residuos orgánicos.

Cuando Legny llegó a Costa Rica para estudiar en EARTH, comenzó a hacer trabajo remunerado en el Centro de Recuperación de Residuos Valorizables de la Universidad para poder pagar el préstamo con el que compró sus tiquetes áreos. Su principal tarea era separar papel y otros residuos sólidos. Mientras cumplía con esta labor, pensaba en la realidad de su país.

“En Ecuador tenemos un gran problema con la gestión de los residuos. Muchísimas personas queman su basura, el 96% de los residuos que se generan en Quito, no se reciclan y los rellenos sanitarios están colapsados. Cuando estaba en la Universidad pude ver cómo se gestionaban los residuos correctamente y quise aplicarlo en mi país. Entendí que el compostaje puede ser una herramienta clave para generar un impacto sostenible en la sociedad, y que es posible porque no se necesita tanta maquinaria ni tecnología. Yo creo que las acciones sencillas y pequeñas pueden generar grandes cambios y eso es lo que hacemos con Agrovivas”.

Agrovivas, así se llama el proyecto con el que Legny y su familia cambian la situación en Quito. Funciona así: se entregan “tachitos” (recipientes) a las familias, personas y comercios que se suscriben a los diferentes planes que el negocio ofrece. Una vez a la semana, la familia Vivas recorre la ciudad para recoger los recipientes en los que se almacenan hasta 20 litros de desechos orgánicos. Viajan casa por casa, comercio por comercio, barrio por barrio para recolectar todos los tachitos y entregar a las personas uno nuevo para los desechos de la semana siguiente. A los tres meses, Agrovivas entrega a cada participante 10 kilos de compost hecho con sus propios residuos orgánicos y, además, entregan plántulas de distintos cultivos para que puedan sembrar y cosechar sus propios alimentos.

En un inicio, la familia se organizó con 60 vecinos para gestionar huertos con ese compost que ellos mismos procesaban. Para ese entonces, habían tenido que vender su carro para poder mantenerse durante la pandemia, así que Legny y sus hermanos salían con una carretilla o con sus bicicletas a recoger los residuos de todos los participantes. A veces tenían que caminar muchos kilómetros y usar transporte público para poder mover los recipientes llenos de residuos. En el 2022, Agrovivas ganó varios concursos de sostenibilidad y recibió un capital semilla con el que se pudo comprar un camión para mejorar los procesos de logística y optimizar la recolección.

El negocio familiar ya cuenta con más de 300 suscripciones y  cada mes procesan alrededor de 11 toneladas de residuos orgánicos. Agrovivas comenzó a tomar forma durante la pandemia por COVID-19, lo cual significó un reto grande para Legny pero también una oportunidad importante para crecer y para sostener a la familia. Con la creatividad de sus hermanos, con el ímpetu de sus padres y con sus conocimientos como agrónoma, nació Agrovivas. El primer paso fue concientizar a la gente, mostrar la importancia de separar los desechos y las formas de utilizar el compost.

“Fue un proceso lindo porque se generó una cultura en la que las personas ya no ven sus residuos como basura, sino como una fuente de vida y como una forma de resistencia. Todo esto inició como una actividad civil, de personas organizadas y preocupadas por el medio ambiente, y se transformó en un negocio sostenible que ha crecido por todo Quito. Lo logramos con mucho compromiso”, cuenta Legny.

Otro de los aportes importantes de Legny y Agrovivas ha sido el encadenamiento de su negocio con la labor de las mujeres recicladoras de base, quienes son esenciales para la recolección de residuos sólidos, para la limpieza de las ciudades y para la protección del medio ambiente. Legny ha entablado un modelo de trabajo que incluye a las recolectoras, entonces, mientras ella recoge los residuos orgánicos, las recicladoras pueden visitar las mismas casas y comercios para recoger los residuos sólidos. Ha sido un trabajo integral que ha incluido, entre muchas cosas, la concientización de separar y reciclar materiales como el plástico, el papel y el aluminio. Para Legny, incluir a las mujeres recicladoras ha sido esencial no solo por la importancia de su labor, sino también para reivindicar su dignidad – que no es reconocida por muchos – dentro de la sociedad.

“Todo lo que fue vida en algún momento, se puede compostar. A las familias que participan siempre les pedimos que si algo no sirve dentro de los residuos orgánicos, que lo separen y lo entreguen a las recicladoras de base; sin embargo, lo que promovemos principalmente es cambiar los hábitos de consumo, decirle a la gente que si un producto no se puede compostar o reciclar, que mejor no lo compren y que planeen mejor sus comidas para que no haya desperdicios”.

“Menos basura, más vida” es el slogan que Legny lleva estampado en la parte trasera de su abrigo azul. Es el slogan de su vida. Es el propósito y el motor por el que ella, sus tres hermanos y sus padres se levantan en las mañanas, sabiendo que con su trabajo pueden generar un cambio enorme en Quito, en Ecuador y en el mundo.

¡Gracias Legny, por ser una inspiración y por mostrarnos que las acciones que parecen pequeñas pueden ser gigantes!