El hombre del fuego nuevo: Rui Madime (Promoción 2013, Mozambique) convierte desecho en oportunidad

Archivado en: Historias EARTH
Fecha: 5 de Julio de 2013

La pasión de Rui Leonardo Madime (Promoción 2013, Mozambique) por la tecnología de biodigestores lo llevó hasta Yucatán, México, donde realizó una excelente pasantía durante el 2012. Los resultados que obtuvo hablan de su extraordinaria labor. A pesar de enfrentar varios retos, pudo convencer a las familias e instaló 46 biodigestores en menos de cuatro meses. Su experiencia fue tan exitosa que sirvió para que la Fundación W. K. Kellogg, que aportó los fondos el proyecto piloto, financiara la instalación de mil sistemas más en toda el área de la península.

Según comenta Rui, cuando empezó a llevar los primeros biodigestores a algunas familias de la región de Yucatán, muchos quedaron sorprendidos, no entendían cómo hacía para generar fuego a partir de aquel extraño instrumento. Pero al poco tiempo muchas de ellas le pedían la oportunidad de participar en el proyecto, y los pobladores de las comunidades comenzaron a llamarle el “hombre del fuego nuevo”.

Antes de venir a EARTH, Rui pasó mucho tiempo en las fincas ganaderas en su natal Mozambique como un técnico asistente de veterinaria. Durante sus primeros meses en EARTH aprendió sobre la tecnología de biodigestores, iluminando un potencial escondido en los excrementos animales y un mundo de posibilidades.

Rui trabajó con la escuela Its ka án para fomentar la cría del cerdo pelón negro mexicano y aprovechar sus excrementos en los biodigestores.

Los biodigestores permiten convertir material de desecho orgánico (excretas animales y humanas, así como desechos vegetales) y agua en energía a través de un proceso de fermentación anaeróbica dentro de un contenedor herméticamente cerrado. El resultado de este proceso es gas metano que se puede utilizar para cocinar. Rui menciona que durante sus dos primeros años en la Universidad investigó por su cuenta sobre esta tecnología. “Desde primer año me preocupé por entender mejor estos sistemas, y ya en segundo año, en los trabajos donde tenía la opción de escoger el tema, lo ubicaba asociado a biodigestores”, relata Rui.

En tercer año, todos los estudiantes de EARTH efectúan una pasantía profesional de 15 semanas que pueden realizar en un país extranjero o en el país de origen del estudiante. Para muchos representa la única posibilidad de visitar su lugar de origen durante los cuatro años de estudio, pero para Rui la única meta era encontrar una pasantía que le permitiera desarrollar más conocimiento sobre el tema que tanto le apasiona.

“A mí no me importaba el país, lo que quería era aprender sobre la tecnología y la empresa que me ofreció esa oportunidad fue Biobolsa”, afirma Rui.

A pesar de que la empresa mexicana Biobolsa no ofrecía pasantías remuneradas, sino que más bien debía costearse la alimentación y el hospedaje, Rui obtuvo el apoyo financiero de Open Society Foundation, entidad que cubre el costo total de su educación en EARTH. Así, desde Mozambique y luego de dos años y medio en el trópico húmedo de Costa Rica, Rui Madime llegó a Yucatán, México.

Él se capacitó durante una semana en Puebla, México, para luego trasladarse a Yucatán donde la empresa dirigía un proyecto semilla. En este primer acercamiento con la compañía Rui pudo ganarse la confianza de sus jefes y demostrar su dominio del tema durante una visita de campo en la cual ofreció una solución a un problema técnico que presentaba un sistema ya instalado. Al llegar a Yucatán, una región completamente indígena (maya), tuvo que utilizar lo que había aprendido en EARTH sobre multiculturalidad para comunicarse y establecer vínculos con los vecinos de la comunidad.

“Asumí un doble reto, entrar en una región que para mí era desconocida, aprender sobre una nueva cultura y otra forma de vida, enseñarle a la gente una tecnología para ellos desconocida, y yo tenía que aprender al mismo tiempo” comenta Rui.

El Instituto Internacional de Recursos Renovables Mexico (IRRI Mexico), con el financiamiento de La Fundación W. K. Kellogg, gestionó la donación de 50 biodigestores para ser instalados en la región de Yucatán y él debía seleccionar 50 familias, asegurarse de que reunieran las condiciones necesarias, capacitarlos y asistirlos en la implementación de estos sistemas para remplazar sus cocinas de leña.

Rui organizó talleres culinarios en Yucatán para incentivar el consumo de productos de origen vegetal.

En sus primeras semanas en la comunidad de Maní logró formar una alianza con la Escuela Its ka án, un centro educativo agroecológico de la región que trabaja para fomentar la cría de una especie de cerdo autóctona conocida como el cerdo pelón negro mexicano. Fue así como logró formar un equipo de trabajo y esto le facilitó encontrar las familias candidatas a emplear la tecnología, entre aquellas que criaran el cerdo, ya que podrían utilizar las excretas de estos como insumo.

Su experiencia profesional se complementó con su enriquecimiento cultural. El trabajo que desarrolló le permitió conocer más de cerca la cultura maya, aprender algo del idioma y la forma de vida de los indígenas que habitan la región rural de Yucatán. También compartió otros conocimientos con ellos. Por ejemplo, al darse cuenta que la dieta básica en la comunidad giraba principalmente en torno al consumo de la carne de cerdo, Rui organizó, en coordinación con la escuela agroecológica, unos talleres culinarios para incentivar el consumo de otros productos de origen vegetal que se encuentran en las milpas y traspatios de la región y así resaltar el potencial alimenticio que tienen las comunidades.

Ahora, en su último año en EARTH, Rui se prepara para el regreso a su país afinando los detalles de su proyecto de graduación, requisito necesario para obtener su título de ingeniero agrónomo. Él trabaja sobre la misma posibilidad de generar energía a partir de desechos pero con un nuevo enfoque que se adapte mejor a las condiciones climáticas de su país. Actualmente investiga la posibilidad de utilizar un reactor anaeróbico seco que permita la implementación de biodigestores con poca agua, pues en Mozambique hay largos períodos en los que el agua es escasa.

“El hecho de que EARTH tenga esa conciencia ambiental, vivir aquí y ver que aquí utilizamos esta tecnología, nos permite encontrar soluciones para comunidades como la mía. Uno viene aquí y puede aprender y luego llegar a la comunidad e implementar ese conocimiento”, concluye.

“El hombre del fuego nuevo” está muy cerca de reencontrarse con su tierra y llevar más que “nuevo fuego”, Rui espera compartir sus conocimientos y hacer los cambios productivos que su comunidad requiere.

3 Comments

  1. lukme well dice:

    Great job man!!well done I admire the project you did now that im also in the same shoes, I love working on Biodigesters!!!

  2. Planeta Nova dice:

    Un gran trabajo y un gran ejemplo a seguir. Estos proyectos son los que necesitamos todos en nuestro amado planeta tierra. Gracias por compartir estos testimonios y estas magníficas ideas.

  3. Alberto Maldonado dice:

    chamo lo felicito, la enseñanza no es en vano. el progreso esta en uno y los que te acompañen. Sigue así, y busca tu propia visión, aunque ya la tienes.

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